Oaxaca no sólo es sinónimo de bloqueos y marchas: su gastronomía, famosa a nivel mundial, conquista los paladares más exigentes.
El intenso calor que azota la capital del estado no es suficiente para acabar con el amable semblante de los comerciantes oaxaqueños que ofrecen sus productos a cientos de turistas que transitan en las calles de la ciudad de Oaxaca, en esta temporada de Semana Santa.
“¡Tlayudas o blandas! ¡¿qué va a llevar?!”, es el grito típico que emplean las señoras que expenden sus tortillas en las puertas de los mercados de la capital, aunando al exquisito olor a carnes asadas que llega a través de su olfato. En este punto les es imposible resistir: el pasillo de las carnes constituye una visita obligada.
"Baño de pueblo"
Olor, sabor y tradición se vive en el mercado 20 de Noviembre. FOTO: Deimos Sánchez
"Un baño de pueblo de vez en cuando no cae mal", murmuran algunos visitantes que caminan por los pasillos llenos de humo que sale de la caliente y jugosa carne que se dora en las brasas al rojo vivo.
“¡Pásale güerita!", "¡pásale amigo, hay lugar!” gritan una y otra vez los vendedores, mientras otros apurados preparan las famosas canastas en donde pondrán la tlayuda, el tasajo, las cebollas, el guacamole, los nopales y la salsa que no puede faltar a este platillo oaxaqueño.
Algunos de los visitantes posan sonrientes para la “selfi”, otro se muestran indiferentes, pero todos deleitan gustosos la tortilla de mano y el queso.
Las tlayudas, el platillo más buscado por los visitantes. FOTO: Deimos Sánchez
A otros el olor de un rico atole y un delicioso mole negro, les abre el apetito y doña Josefina Martínez, cocinera con más de 15 años de experiencia, les ofrece estas viandas en su local, quien desde muy temprano espera ansiosa la afluencia de los visitantes.
“Para todos da Dios”, exclama doña Josefina al ver que sus ventas en esta temporada han aumentado, pues unos días antes de que esta Semana Santa iniciara todos los mercaderes se quejaban por la poca afluencia que percibían por culpa del ambulantaje en las calles aledañas.
Charlatanes hacen su agosto
“¡Te nace, te crece y no se te cae!”, “¡te nace, te crece y no se te cae!”, grita un vendedor de “productos milagro” en un pasillo del mercado Benito Juárez, algunas personas pasan y ríen, algunos turistas no aguantan la curiosidad de saber. El hombre vende una supuesta receta para el crecimiento del cabello. No faltó el que cayó.
Hay de todo, indigentes aprovechan la temporada vacacional para aumentar su presencia en locales repletos de turistas, que sensibles les ofrecen una moneda.
Los policías turísticos, entre casetas de información instaladas en diversos puntos de la ciudad, emplean su mejor lenguaje para informar a los visitantes sobre los atractivos que caracterizan a Oaxaca y las rutas que pueden tomar para llegar estos lugares, entre los que destacan las zonas arqueológicas de Monte Albán y el famoso Árbol del Tule.
Oaxaca no sólo significa marchas y plantones
Ni las marchas ni los plantones que se suscitan en Oaxaca pudieron evitar la llegada de miles de turistas nacionales e internacionales, que quedaron admirados por la riqueza de este patrimonio cultural de la humanidad.
A pesar de los plantones y de la presencia del ambulantaje en el centro de la ciudad, los turistas paseaban con alegría, aunque algunos esquivaban con cautela los tendederos de los manifestantes y comerciantes.
