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Libros de 2022: Oaxaca, epicentro de publicaciones

Foto(s): Cortesía
Redacción

Ángel Morales

Si bien muchas personas se sorprendieron el año pasado por la cantidad de libros publicados, otras mostraron sus reservas hasta conocer la calidad de los trabajos; ambas actitudes son válidas. Lo importante es que ahora podemos palpar un poco la situación de la literatura en el estado. Ya es imposible negar que algo está ocurriendo, sobre todo porque la lista de 2022, enfocada únicamente en literatura y arte, volvió a rebasar los treinta títulos.

Esta vez en cuento aparecieron los siguientes libros: “Vals profano”, de Víctor Armando Cruz Chávez, en 1450 ediciones; “Sobre los cerros de neblina”, de Daniel Aragón García; “Las consustanciaciones”, de Matt Gleeson, en la editorial Cuatro Triángulos; “Viaje a Mompratior”, de Kurt Hackbarth, y “El Bastardo”, de Azarel Doroteo Pacheco, salieron en Matanga Editorial.

En novela tenemos “Larga sinfonía en D y había un lugar”, de Margarita Dalton, Editorial Lumen y “La rebeldía del rebaño”, de Rodrigo Islas Brito. Además del primer volumen de la trilogía “Los demonios”, de Tryno Maldonado.

Las antologías: “Escribir es lo desconocido”, del colectivo La Sociedad de las Poetas, en 1450 Ediciones; “Escritoras en Oaxaca, Jam poético mujeril en ‘La nueva Babel''' y “Relatos de vida comunitaria. Voz Xhidza estudiantil”, editado por Kieru Kass y por el colectivo Casa de las Preguntas. Otros libros de narrativa serían “Orgullosamente Istmeña”, de Ivone Henestrosa Matus y “Guerrera nocturna”, de Ninfa Pacheco.

En literatura infantil "Hacedoras de estrellas", de Griselda Sánchez; “Mi tío, el sastre”, de Nallely Tello, en Colectivo Editorial Pez en el árbol, y “Olga”, de Natalia Toledo, editado por Almadía. Como único libro de arte tenemos “Mundo invisible”, libro de 33 artistas y colectivos multidisciplinarios en Oaxaca.

El género más publicado

Este año la poesía fue el género más publicado. En lenguas originarias hay que mencionar “Muxitán”, de Elvis Guerra, poesía bilingüe zapoteco–español, en la edición Ala del tigre de la UNAM; "Xaja nsa' lazo' mènd/Vuelo de ensueños", de Ángel Aristarco, poesía bilingüe distè-español, con el Colectivo Editorial Pez en el Árbol, y la reedición de “En el vientre de la noche y otros poemas”, de Irma Pineda, zapoteco-español-inglés, en la editorial Pluralia.

Siguiendo con poemarios se cuenta “Lo que inventa la memoria”, de Jessica Santiago, de la editorial Yaza y Colectivo Editorial Pez en el Árbol; “Fuego Punk”, de César Eli, en Cabros Editores; “Los escritos X”, de Clarisa Camargo, en la editorial EMXI; “Liminal, emerge", de Aisha Cruz Cava; “Respirar concreto”, de Jaime Santiago, en la editorial El Cuajilote; “Tiempo de aguas”, de Fernando Cortés Santiago, y "Azar de vuelo", de Efrayn Ruiz Félix, aparecieron en Editorial Pharus; “La noche de tus letras”, antología poética de Macario Matus, salió en 1450 Ediciones; “La Casa del Ciervo”, de Araceli Mancilla, fue publicado en la Universidad Autónoma Metropolitana.

Por último, “Dorsal”, de Nadia López García, Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón, en Fondo de Cultura Económica, y “Gorriones”, de Iban León, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta.

Errores comunes

Nadie pudo prever lo que está ocurriendo. Podemos celebrar la cantidad de títulos, pero ya es hora de reflexionar al respecto y señalar los errores más comunes. Por la cantidad de editoriales que comienzan a surgir, es necesario que se den las condiciones para ejercer la crítica. En Oaxaca, aunque pocos, existen buenos lectores. Es claro que no se va a aceptar la publicidad de los grupos y las editoriales sin cuestionarla.

Las reediciones muestran autores cuya obra está lejos del nivel que su grupo de amigos pregona: Macario Matus y Azael Rodríguez serían un buen ejemplo de eso. Otro grupo ha llegado a comparar a una autora con Juan Rulfo, por alguna razón no notan que comete los pecados de un poeta principiante que se aventura en la narrativa: tiene una necesidad constante de poner el sujeto de la oración en cada frase para no perderse o utiliza el terrible tiempo condicional durante párrafos enteros.

Debemos señalar que hay varios títulos que nos quieren vender como novelas y en realidad no lo son. Los autores ignoran estructura, técnicas, etc, y nos dejan libros indefinibles.

Literatura en lenguas originarias

La literatura en lenguas originarias y la feminista deberían empezar con la autocrítica. Con ellos nadie quiere arriesgar un juicio por temor a ser políticamente incorrecto. Pero es importante tocar el punto porque Oaxaca quizá sea el estado con más escritores en lengua indígena. Sería interesante que dejaran de escribir sólo para su comunidad.

Es verdad que las lenguas originarias existen antes de la literatura y que su principal objetivo es la revitalización y rescate de la lengua (que tanta falta hace). Pero si aumenta la calidad de su trabajo, aumentará la cantidad de sus lectores. No se puede ser bueno en una lengua y malo en la otra. Ni un monolingüe se cree ese cuento. Si son escritores, en la traducción deberían demostrarlo. La gran mayoría tiene errores de sintaxis, incluidos los publicados y premiados. Si utilizan la palabra literario en sus concursos, y juegan con esas reglas, entonces ¿por qué no se les podría juzgar? Que ellos digan: Son o no son.

Por ahora las editoriales han cambiado su interés, después de haber desangrado la literatura de la migración y el narco, han puesto en la mira al feminismo, así que estamos en medio de una avalancha de autoras. No cuestionaremos el fenómeno, sólo a las escritoras por abrazar una bandera para promover su trabajo y utilizarla como figura y no como fondo. En cierta presentación de la Biblioteca Henestrosa alguien comentó: “parece que están compitiendo por ver qué abuelita sufrió más”.

Editoriales independientes

Las editoriales independientes han aumentado en los últimos años. Si bien se ve reflejado en la cantidad de libros, no necesariamente en su calidad. Algo más: hoy todo mundo cree ser editor. Sin embargo, abundan los libros con infinidad de erratas, y no sólo en las nuevas editoriales, también en las que tienen catorce años o más… Eso en parte se debe a que publican a cualquiera que pueda pagar la impresión. Si lo hacen mal y por dinero, no esperen buenos comentarios.

Ojalá los escritores exigieran reembolso por los errores en los libros. (De paso pidan mejorar los diseños) Y que se cuestionen sobre la pertinencia de su autopublicación. De lo contrario, tendremos que citar a Flaubert: Desarmen a los escritores o terminarán escribiendo sus obras completas.

Periodismo

El periodismo también debe ser cuestionado. Hay uno que sólo se encarga de presentaciones oficiales y otro más crítico que, por querer ser radical, roza lo falsario. Es bueno escuchar las voces de la periferia, pero no poner en contexto a alguien que se asume como poeta, sin tener obra, es prestarse a la charlatanería. No sorprende entonces leer entrevistas de personas ignorantes que descalifican los libros de los oaxaqueños sin haberlos leído: ni todos los “outsider” escriben mal, ni todos los que están en el “centro” escriben bien.

Ante la carencia de una facultad de letras, los talleres literarios son una posible explicación al incremento de publicaciones. Pero tampoco vamos a canonizarlos. Hoy en día cualquiera monta un taller y en determinados casos han llegado a ser perjudiciales: alguien que asistió a uno de periodismo gonzo cree que eso es sinónimo de escribir mal y que las noticias siempre deben tratar de sí mismo.

Lo que pasa en el estado tal vez suceda en otro lugar, la diferencia es que la mayoría de libros son productos de la autogestión y no hay instituciones involucradas. Quizá por eso causa tanta expectativa la designación del escritor Víctor Cata en la Secretaría de las Culturas. El modelo que se sigue en Oaxaca podría ser emulado en otras partes. Eso nos colocaría como un epicentro literario.

A medida que se profesionalicen un poco más las editoriales, y los escritores y escritoras, la celebración por el incremento de libros ganará más adeptos. Aun así, hay que notar que, si los libros artesanales cuestionan al mercado editorial, su contenido también cuestiona la literatura.

En Oaxaca hay nuevos enfoques, nuevos modos de subjetivación. Los autores se involucran en el proceso de creación y promoción. Se autogestionan en grupos. Tienden a crear sus propios espacios, más cercanos a nuestra realidad. No creen en un concepto piramidal. La inmortalidad del autor, el triunfo y fracaso les parecen absurdos. No buscan la aprobación de la academia, saben que no los leerán. Pero no necesitan ni su permiso ni su ISBN. Lo más importante: nadie los va a detener.

La literatura oaxaqueña se está poniendo a la par de otras manifestaciones artísticas. Los escritores cada vez son más, de diferentes regiones, y cobijados por los pintores, parecen tomar la misma postura, se dan el lujo de decir: aquí estamos. Vengan ustedes.

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