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El aprendizaje de cine desde la comunalidad

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

GUELATAO DE JUÁREZ, Oaxaca.- El Campamento Audiovisual Itinerante (CAI) implica más que un espacio de formación, encuentro, producción, exhibición y desarrollo de proyectos audiovisuales. Si bien su origen está enfocado en ello, los resultados han rebasado expectativas y les ha permitido a sus participantes entender nuevas formas de vida y organización. Además los ha dotado de responsabilidad y ética para construir nuevos discursos audiovisuales. Ayer concluyó este programa, les presentamos un asomo su edición número cinco.


Como cada verano, desde hace cinco años, el CAI se realiza en algún municipio de la Sierra Norte, en esta ocasión repitió en Guelatao, que acogió al novel programa en su edición número uno. Luego de tres semanas de campamento, 51 jóvenes de 15 estados del país, más 30 niños originarios de Guelatao, presentaron los resultados de 23 días de talleres, compartencias, proyectos de cine, convivencia y actividades comunitarias.


Cualquiera que sea el quehacer de cada participante de esta edición, el cambio de paradigmas implicó una ruptura en sus procesos creativos, que fueron enriquecidos después de interactuar con esta comunidad serrana. La experiencia que cada participante se lleva a casa es invaluable.


En particular esta edición denominada La persistencia  -por la necesidad de darle continuidad al programa ante escasos apoyos institucionales o gubernamentales- implicó algo más que nutrió a los jóvenes y niños que participaron. Les mostró la importancia de contar las historias propias y lo esencial de pertenecer a una comunidad y responder a ella.



 


La experiencia tras las persistencia


Convencida que desde las comunidades se tiene mucho que contar y que en cada una de ellas hay talento para hacerlo Luna Marán, cineasta, productora y coordinadora del CAI, sostuvo en entrevista que este año decidieron darle una vuelta intrépida al proyecto.


¿Cómo lo hicieron? Variaron los procesos académicos: "Estuvieron Marina Azahua y Alfonso Díaz trabajando en cómo se construye la violencia desde la imagen. Para nosotros es necesario hablar acerca de la violencia, desde cómo se construye la imagen y lo que implica como acto".


Estos discursos comenzaron a generarse justo después de tres semanas del conflicto en Nochixtlán. Luna Marán apunta que el CAI 5 mantuvo y refrendó la responsabilidad de quienes están detrás de los medios y de quienes tienen una cámara, de hacer conciencia sobre lo que puede detonar una imagen, por ejemplo la cuestión de las balas, que claramente se confirmó con la existencia de material fotográfico.


"Desde la imagen como acto y representación de la violencia es importantes para nosotros señalarlo. La imagen es una herramienta en todo momento para descubrir o encubrir la verdad" compartió.
 


La cultura como forma de sobrevivencia


Es por ello que el permitirse reunir a jóvenes de 15 estados de la república, en un lugar que es diferente a los Valles Centrales, la Sierra, que es una comunidad regida por sistemas normativos, tiene todo que ver con un proceso comunitario, que hoy en día le apuesta a la cultura como una forma de sobrevivencia.
"Hablamos de un pueblo que está pensando que la cultura es una forma de engrandecer al ser humano y por eso traer a jóvenes que vienen de contextos distintos y reunirlos acá ha sido muy interesante porque todo va amarrando, ya no es sólo la cuestión de comunalidad, que le sigue dando ese sustento al proyecto, sino que también está más clara la labor que nos queda en la diversidad lingüística, que puede estar presente en las imágenes".


Luna Marán está convencida de que el poder estudiar las imágenes y analizar cómo han sido usadas a lo largo de la historia, le permite a una nueva generación replantear su quehacer, desde otro punto diferente. En los testimonios de los chicos que han participado, que han tenido oportunidad de contar su experiencia en la radia, con una hora diaria, en la radio comunitaria, se expresan enriquecidos de sentirse en un espacio o contexto tan distinto, como lo es la Sierra.



 


Y es fuerte en el sentido de que tiene una organización que le permite a la comunidad un nivel de armonía, con sus complejidades, durezas y demás, que posibilita al participante a que, por ejemplo, pueda gozar de la cultura en un entorno seguro. Es esencial el que estos proyectos se realicen porque están posibilitando de una visión crítica a los siguientes realizadores audiovisuales.
"No nos sirve de nada que se eduquen jóvenes en la producción audiovisual si no tienen una visión crítica y una ética a la hora de hacer la imagen, es tan fuerte la labor de construir la identidad por medio de la imagen, que si nosotros no somos conscientes de esa responsabilidad estamos construyendo identidades banales".
 


El Guelatao que goza de la cultura


A lo largo de 23 días los participantes del CAI 5 realizaron tequios, recorridos y cortometrajes, interactuaron con los habitantes de esta comunidad serrana y esta convivencia los posibilitó de nuevas herramientas para sus quehaceres.
"Fue una forma de que los chavos pudiera conocer a la gente de la comunidad y la comunidad a ellos, de esta manera se involucraron con la gente de aquí y se construyó una confianza. Ha sido bueno para la retroalimentación".


 


El CAI en testimonios:


* Erica Santos, 20 años de edad, originaria de la ciudad de Oaxaca, estudia Cine en la Universidad Autónoma de Puebla.


"Mi experiencia ha sido muy interesante en el modo de realizar algo tan colectivo. Estas maneras han implicado romper los esquemas de trabajo que había tenido previamente. Me ha resultado bastante interesante cómo se fue proponiendo todo: desde el escuchar hasta cómo fluyeron las ideas a través de todos los compañeros a la hora de construir nuestro cortometraje".


*Marbella Garfias, 23 años de edad, originaria de San Francisco Cajonos, Oaxaca, estudia Comunicación y Cultura en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.


"Yo no tenía conocimientos de cine. El CAI es un muy buen proyecto, me permitió aprender acerca de una comunidad que está dentro del mismo estado donde nací, pero con diferente organización. Fue una experiencia interesante porque los usos y costumbres son distintos a los que estaba acostumbrada. Fue enriquecedor tener a compañeros de diferentes estados de la república y conocer sus formas de vida".


* Beatriz Adriana Rodríguez Gutiérrez, 24 años, originaria de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, egresada de la carrera de Comunicación Intercultural, por la Universidad Intercultural de Chiapas.


"Es mi primera experiencia en el CAI. Vine sin ideas previas de cómo iba a ser, he aprendido a cómo se estructuran las historias de cine. Ha sido una experiencia enriquecedora y difícil a la vez porque cada uno tiene una forma de ver diferente y a la hora de estructurar la historia nos costó llegar a un clímax, cada uno ha puesto sus granitos de arena y así nos permitimos contar desde diferentes puntos de vista".


* Dania Leal, 22 años, originaria de Sonora, estudia la licenciatura en Gestión y Desarrollo Interculturales, en la Universidad Nacional Autónoma de México, sede Yucatán.


"Al postularme para el CAI lo hice porque quería adquirir otras herramientas para transmitir de diferentes maneras. Me ha sorprendido totalmente, desde la gente que he conocido, hasta la manera de relacionarnos. Este lugar permite que todos tengamos una apertura y que saquemos una resolución nuestro pasado. He tenido un proceso muy instrospectivo. Estar en esta comunidad es vivir la organización, está muy padre aprender a vivir en contextos distintos, porque este tipo de organización no existe en donde crecí".


* Olga Amador, 25 años, originaria de Aguascalientes, egresada de la licenciatura en Artes Audiovisuales.


"Siempre me ha interesado la parte de cine, en específico la fotografía y el CAI me llamó la atención porque viene gente de diferentes estados de la república a hacer cine. Me pareció interesante tener estas diferentes visiones, desde diferentes contextos, porque no todos estudian cine o comunicación, sino diferentes carreras. Esta experiencia me deja un ejemplo de replantearme desde dónde voy a decir las cosas ahora".


5 ediciones


3 semanas del CAI


3 grupos en esta edición


51 becas para jóvenes de todo el país


23 días de actividades


30 niños participantes de Guelatao

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