Pasar al contenido principal
x

Denarios: Elegía del silencio | Última de dos partes

denarios1
Foto(s): Cortesía
Redacción

Petra

La noticia de tu inesperada muerte fue impactante para mí. Dos semanas atrás me comentaste que estabas mal de salud, al parecer necesitabas cirugía, pero no me imaginé que fuera tan grave; tal vez no quería creerlo, no sé. 

Hoy me desperté pensando en ti. Tu cara sonriente, a la que conocí bastante por tus fotos en Facebook, se me reveló con claridad. Lamento que ya no la pueda conocer personalmente y también que ya no recibiré más mensajes, estampas, poemas y saludos tuyos. Los voy a extrañar y, con ellos, a ti. 

Sabes bien cuánto apreciaba nuestras largas conversaciones telefónicas, en las que contestabas a mis preguntas con paciencia y entusiasmo, contándome sobre un tiempo pasado de nuestra ciudad, de sus calles, fiestas, conflictos, aquellas noches de zozobra por el estallido de una bomba en las oficinas de la Reforma Agraria, el lugar en el que trabajabas. 

Recuerdo que también te entusiasmabas al recordar el periodo en que participaste en el inventario y catálogo de las diferentes construcciones y monumentos de la ciudad como históricos.

Tus puntuales conocimientos me aclararon que para que un edificio sea considerado en el catálogo, debe tener una vinculación a hechos trascendentales de nuestra historia y que para ello no bastaba la relevancia arquitectónica u ornamental que pudieran tener. 

Ni qué decir de tu carácter fuerte, necesario a la hora de las supervisiones de obras. Cuando vi algunas fotos que me compartiste, te pregunté si no era incómodo usar vestidos en esas tareas; me dijiste que, por el contrario, para ti era una manera de hacer respetar tu condición de mujer, aunque a veces era necesario usar pantalones, por ejemplo, cuando tenías que subir a algún andamio.

No podía dejar de mencionar tu gusto por la lectura y en particular tu predilección por la obra poética de Federico García Lorca y cómo esta nos hacía más afines la una a la otra.

El sonido de una motocicleta me regresa al atrio de la Iglesia de la Compañía. El vehículo pasa esquivando a la gente que camina en esta calle. Las personas platican y ríen, como si no pasara nada. La circulación vehicular está cerrada y a mí me gusta que la calle se haya liberado de vehículos, al menos por unos días.

Los vendedores de los puestos de periódicos y revistas guardan sus cosas con resignación. La brisa empieza a refrescar más y parece que va a llover. Las nubes se volvieron oscuras en cuestión de minutos. 

Martes, 19 de septiembre 2023.

P.D.: Hoy, al término de la misa de esta noche por tu novenario, conocí a tu hijo menor. Aún se ve joven. Lo abracé y fue como abrazarte a ti, amantísima madre. Sus lágrimas conmovidas así me lo hicieron saber.

“Tus puntuales conocimientos me aclararon que para que un edificio sea considerado en el catálogo, debe tener una vinculación a hechos trascendentes de nuestra historia”.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.