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Cuentos del Doctor Lector: El viaje prometido

niño
Foto(s): Cortesía
Redacción

Lidia Negrete Esqueda. León Guanajuato

Pasan los días un día tras otro, no importa si es lunes, miércoles o viernes, todos me parecen iguales. El domingo es cuando más lo extraño pues jugábamos futbol, siento que el tiempo se estira como una liga y las manecillas del reloj avanzan con la lentitud de una tortuga.

–Mamá entonces no podremos salir como antes hasta completar la cuarentena o sea ¿cuarenta días?

–No Toño, así se dice, pueden ser menos o más, lo que debemos evitar es salir innecesariamente, debemos tener paciencia. Yo aprovecharé para terminar encargos pendientes.

–Me parece tan triste estar encerrado, los libros que me compraron ya casi me los aprendí de tanto releerlos. La televisión me aburre, prefiero las historias que me cuenta mi papá de cuando él era niño y acompañaba al abuelito Luis a pescar en el mar. ¡Eso sí que se me antoja! Pero quisiera saber cuándo volverá con nosotros.

–No lo sabemos, habrá que esperar algunos días más, tu papá aún no se encuentra bien.

–¿Mamá estás llorando?

–No Toño, solo se me ha metido una basurita en el ojo ya sabes cómo arde. Anda asómate a la ventana que da al jardín o lee tu libro mientras yo termino el vestido que tengo pendiente.

Esa noche al acostarse, Toño llevó a la cama su libro favorito, corrió la cortina de la ventana para ver el cielo, era una noche sin luna, se podía ver una estrella muy brillante a la distancia. Se quedó dormido pensando en el esperado viaje prometido por su padre.

Al día siguiente, despertó tarde. Su mamá no estaba como cada mañana esperándolo. En la mesa del comedor le había dejado el desayuno listo. Como siempre, se lavó la cara, las manos y se peinó ante el espejo, se sorprendió de ver a su tía Laura, hermana de su padre que había llegado de Veracruz donde vivía con los abuelos.

–¡Tía Laura! ¿Cuándo llegaste?

–Anoche Toño, ya estabas dormido, tu mamá me llamó y me vine a visitarlos, ella tuvo que salir a ver a tu papá, probablemente tarde un poco, pero llegará. Mientras vamos a desayunar juntos.

–Otro día igual, ¡Cómo extraño a mi papá!

Continuará el próximo lunes…

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