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John Wayne Gacy, el payaso que abusó y ultimó a 33 hombres sin culpa

payaso
Foto(s): Cortesía
Redacción

John Wayne Gacy parecía ser un hombre ejemplar. Tenía su propio negocio, participaba en la vida política de su estado y dedicaba sus ratos libres a entretener a los niños de su comunidad disfrazado de payaso. Sin embargo, el hombre detrás del maquillaje de “Pogo” –como se hacía llamar– estaba lejos de ser ordinario, mucho menos ejemplar.

Eso quedó al descubierto en diciembre de 1978, cuando se entregó a la policía y confesó haber violado, asesinado y enterrado en su patio trasero a 33 hombres entre 1972 y 1978. El caso causó conmoción en la sociedad estadounidense, aterrorizada al enterarse que un hombre como John Wayne Gacy podía esconder tantos crímenes. Esta es su historia.

¿Quién fue John Wayne Gacy?

Nacido el 17 de marzo de 1942, John Wayne Gacy tuvo una infancia complicada marcada por el bullying y el abuso. Mientras crecía como un muchacho obeso, amanerado y reprimido, “Johnny” era una de las grandes víctimas de su padre, un hombre alcohólico que también agredía físicamente a su madre.

Después de ser abusado sexualmente por un amigo de la familia a los 9 años y sufrir una conmoción cerebral que lo afectaría durante toda la adolescencia, Gacy avanzó sin un rumbo fijo en la vida. Abandonó múltiples colegios, tuvo muchos trabajos poco provechosos y fracasó en su primer matrimonio, el único en el que engendró una hija.

El 10 de mayo de 1968, John Wayne Gacy –cuyo nombre era un homenaje a una de las grandes estrellas de cine de la época– fue detenido y acusado de violar a un joven de 16 años el verano anterior. Tras un rápido juicio, el hombre fue sentenciado a 10 años en la penitenciaría de Anamosa, en Iowa. Sin embargo, salió solo 18 meses después por buen comportamiento. En 1971, Gacy se mudó a Illinois, donde no solo mantuvo su condena en secreto, también pudo iniciar una nueva vida. Una en donde era considerado un hombre destacado.

¿Cuáles fueron los crímenes del “payaso asesino”?

A su llegada a Illinois, Gacy inició un negocio de construcción, se casó con una de las amigas de su hermana mayor, se registró como voluntario del Partido Demócrata –lo que le permitió conocer a la primera dama Rosalynn Carter– y comenzó a disfrazarse del payaso Pogo como un favor para “pagar todo lo que le había dado la sociedad”. Era una historia perfecta. Después de años de ser relegado por todos, John Wayne Gacy al fin era querido y apreciado por propios y extraños.

Casi una década después, en 1977, la fachada perfecta de Gacy se derrumbó lentamente. Ese año, un joven de 28 años reportó a la policía que el empresario había sido muy insistente con sus intenciones de llevarlo a su casa. Cuando un adolescente de 15 años desapareció en diciembre del año siguiente, las sospechas recayeron en Gacy. Agobiado por el seguimiento policiaco, el “payaso” confesó a sus abogados que él era el responsable del secuestro del chico. También juró haber asesinado a más de una treintena de personas en la última década, todos hombres de entre 15 y 21 años de edad.

Según sus palabras, su primera víctima fue un muchacho al que torturó y apuñaló la noche de año nuevo de 1972. A este le siguieron Timothy, John, Mike, Darrell, Randall, Samuel, Michael, Billy, James, Rick, Marino, Kenneth, William, Frances, Gregory, John, Jon, Matthew, Robert, John, Russell, Robert, Tommy, David, Robert, William, Timothy, Dale y James. Robert, su última víctima, fue asesinada el 12 de diciembre de 1978.

¿Cómo murió John Wayne Gacy?

Durante el juicio, Gacy confesó su modus operandi. Conducía por las calles del poblado hasta toparse con hombres jóvenes a los que consideraba indefensos. Después les ofrecía ir a su casa a realizar trabajos de renovación o pasar el tiempo con él; una recompensa monetaria o en especie era prometida. Una vez bajo su techo, John Wayne Gacy iniciaba su ataque: se lanzaba contra los jóvenes y los violaba, torturaba y estrangulaba sin ninguna preocupación.

En algunos casos sepultó los cuerpos en su patio trasero o en el estacionamiento de su madre; en otros, simplemente los arrojó en terrenos o en las cercanías del río Des Plaines. La tranquila sociedad de Iowa se horrorizó: John Wayne Gacy, el hombre que todos se habían acostumbrado a ver en fiestas infantiles y parques, era un violador y asesino serial.

Los medios retomaron el caso y nombraron a Gacy, “el payaso asesino”. Increíblemente, la atención desató que una oleada de personas apoyaran al criminal durante las 5 semanas que duró el juicio, en donde “Pogo” afirmó sufrir problemas mentales y que las muertes de los hombres habían sucedido después de practicar asfixia erótica. Las autoridades lograron rebatir ambos argumentos.

El 13 de marzo de 1980, John Wayne Gacy fue sentenciado a cadena perpetua por 21 cargos de asesinato y pena de muerte por 12 cargos. Cuatro años después, el 10 de mayo, el “payaso asesino” recibió la inyección letal. Sus últimas palabras fueron: "Matarme no regresará a ninguna de las víctimas. El Estado me está asesinando. ¡Nunca sabrán dónde están los otros!".

El perfil psicológico de John Wayne Gacy

Más allá del escándalo mediático provocado por los crímenes de Gacy, la personalidad del “payaso asesino” se convirtió en un tema de interés para las ramas psiquiátricas.

Así fue como diversos expertos comenzaron a especular sobre las razones que llevaron a Gacy a volverse un violador y asesino serial a la par de mantener una vida “normal”. Muchos aseguraron que esto fue provocado por el abuso que recibió de su padre y el mal tratamiento de una conmoción cerebral durante la preadolescencia. Otros señalaron que sus conductas violentas fueron detonadas por su propia homofobia; al no aceptar su orientación sexual, Gacy se redimía asesinando a los hombres con los que tenía sexo. Curiosamente, la mayoría de sus víctimas fueron hombres heterosexuales.

Poco después de su muerte, el cerebro de Gacy fue donado a la ciencia para su estudio. Después de meses, se reveló que no había ninguna anomalía que lo obligara a actuar sádicamente, como lo habían dicho sus abogados. También se negó la existencia de un gen que causara que él y sus posibles descendientes, tuvieran predisposición hacia el asesinato o la violación. Tras la divulgación del veredicto científico, su única hija, con la que Gacy nunca mantuvo una relación, pudo respirar tranquila por primera vez en un lustro.

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