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El deceso de la bailarina exótica que espiaba durante la guerra

Margaretha-Geertruida-Zelle
Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Agencias

Una hermosa joven holandesa hizo carrera como bailarina exótica en París, Francia, durante la década de 1910. Su nombre era Margaretha Geertruida Zelle, mejor conocida con su nombre artístico de Mata Hari.

La bella mujer se movía en los círculos más encumbrados de la sociedad francesa y tuvo romances con oficiales y políticos.

Por eso, el servicio secreto alemán la enroló como espía durante la Primera Guerra Mundial. Al mismo, también el servicio secreto francés recurrió a sus servicios. Pero luego fue descubierta como doble agente y fusilada.

Su agitada vida

Margaretha Geertruida Zelle nació el 7 de agosto de 1876 en Leewuarden, Holanda, en el seno de una familia pobre. Su padre era sombrerero y su madre murió cuando ella apenas era una niña. Su padre volvió a casarse y Margaretha se fue a vivir con su padrino. 

A los 16 años ingresó en un centro de estudios, pero rápidamente tomó conciencia del poder que le otorgaba su belleza y se hizo amante del director de la escuela. El escándalo terminó con su expulsión.

Tres años más tarde, decidió darle un giro a su vida monótona y respondió al anuncio del capitán Rudolf MacLeod, un militar 20 años mayor que solicitaba esposa. Tras un par de encuentros breves, Margaretha aceptó la propuesta de matrimonio y se casó con MacLeod, que había sido designado a trasladarse a la Isla de Java (hoy Indonesia) una de las colonias holandesas.

Allí, Margaretha tuvo dos hijos: Norman y Louise Jeanne. Sin embargo, ambos enfermaron y el varón no pudo recuperarse. En primera instancia se le adjudicó la muerte del pequeño a la sífilis de su padre, que era conocido por ser un mujeriego y adicto a la bebida. Sin embargo, nunca supo a ciencia cierta la razón de la muerte del niño. El matrimonio, ya deteriorado, cada vez se resquebrajaba más y Margaretha buscó refugio en las danzas folclóricas balinesas y en las artes sexuales orientales. En ese momento se convirtió en Mata Hari.

Al regresar a Holanda en 1902 se divorció y luchó por la custodia de su hija, pero MacLeod se quedó con la tutela y nunca más le permitió verla, a pesar de los esfuerzos de Margaretha por mantener el vínculo con Louise Jeanne. Otra vez cayó en la pobreza y se fue a París a probar suerte como modelo y actriz, pero no tuvo éxito.

Su carrera artística

Sin embargo, gracias a su largo cabello oscuro y facciones orientales heredadas de su madre, se hizo pasar por una supuesta princesa de Java con el nombre de Mata Hari, que significa "Ojo del día", en malayo, y debutó en el Museo Guimet el 13 de marzo de 1905, y a partir de allí vivió ejerciendo como bailarina exótica y realizando actos eróticos que le dieron cierta relevancia en el histriónico y convulsionado mundillo artístico de París.

A medida que crecía su popularidad, también aumentaban sus contactos. Entre sus amantes figuraron aristócratas, destacados políticos, militares y corredores de bolsa. Era una prostituta de lujo. Su espectáculo era fascinante y las entradas siempre se agotaban. El nombre de la Mata Hari estaba en boca de todos.

Pero a medida que crecía su éxito, también su decadencia. Su figura ya no era la de antes, asomaron las primeras canas en su cabellera oscura como la noche y nuevas competidoras, más jóvenes, más talentosas y más bellas copiaban su estilo. Llegó 1914 y estalló la Primera Guerra Mundial.

Se convierte en espía

Consiguió un contrato para bailar en el Metropol de Berlín. Como ciudadana neerlandesa, Margaretha Zelle, la Mata Hari, pudo cruzar las fronteras libremente ya que Holanda se mantuvo "neutral" en el conflicto bélico.

Para evitar los campos de batalla, viajó entre Francia y los Países Bajos a través de España y Gran Bretaña. En ese momento, tuvo un apasionado romance con un piloto de avión ruso, el capitán Vadim Maslov, que tiempo después fue derribado.

Mata Hari pudo circular libremente, pero como ciudadana de una nación neutral, no podía estar en el frente de batalla. Pidió un permiso especial para visitar a su amante. Fue recibida por agentes de la Oficina de Deuxième -el servicio de inteligencia del ejército francés- que le dijeron que solo se le permitiría ver a Maslov si aceptaba espiar para Francia...

Antes de la guerra, Margaretha había actuado como Mata Hari para el Príncipe Heredero Wilhelm, el hijo mayor del Kaiser Wilhelm II y nominalmente un general alemán de alto rango en el Frente Occidental. Los franceses quería que les pasara información sobre la estrategia de los alemanes. 

La trampa mortal

A fines de 1916, Mata Hari viajó a Madrid, donde se reunió con el agregado militar alemán, , el Mayor Arnold Kalle, y le preguntó si podía concertar una reunión con el Príncipe Heredero.​ Durante este período, aparentemente ofreció compartir secretos franceses con Alemania a cambio de dinero, aunque aún no está claro si esto fue por codicia o por un intento de establecer una reunión con el Príncipe Heredero Wilhelm.

En enero de 1917, el Mayor Kalle transmitió mensajes de radio a Berlín describiendo las actividades útiles de un espía alemán con el nombre en código H-21, cuya biografía coincidía estrechamente con la de Margaretha. Era evidente que el Agente H-21 solo podía ser Mata Hari.

La Oficina de Deuxième interceptó los mensajes, que estaban cifrados con un código que la inteligencia alemana sabía que los franceses ya habían resuelto, lo que sugiere que fueron ideados con la firme intención de exponerla. Mata Hari había caído en una trampa.

El general Walter Nicolai, el jefe de inteligencia del ejército alemán, la entregó porque consideraba que Mata Hari no le había proporcionado ninguna información digna, sino que vendió a los alemanes un simple chisme parisino sobre la vida sexual de los políticos y generales franceses y decidió exponerla como espía alemana a los franceses.

Finalmente, Mata Hari fue detenida en París el 13 de febrero de 1917 y acusada de espionaje. Tras un juicio lleno de irregularidades, fue condenada a muerte. 

La ejecución de la bella bailarina

En la madrugada del 15 de octubre de 1917 y Mata Hari despertó en su celda de la prisión de Saint-Lazare, Vincennes, en las afueras de París. Tenía 41 años. Fue conducida al paredón.

La bella mujer se paró frente al pelotón de 12 soldados que tenía la orden de fusilarla: se negó a ser atada al poste y rechazó el ofrecimiento de vendar sus ojos. Lanzó besos. Luego una ráfaga de balas atravesó su cuerpo, una dio, certera, en el corazón. De todas formas, el oficial a cargo se acercó al cadáver de Mata Hari y le dio "el tiro de gracia" en la cabeza.

Tras su fusilamiento, nadie reclamó su cadáver. Sus restos fueron trasladados a la facultad de medicina. Allí se le amputó la cabeza que fue enviada al Museo de Anatomía de París, de donde fue robada años después, se dice, por un admirador.

 

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