El arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos llamó anoche a los creyentes a encontrarse de nuevo con el Jesucristo Resucitado para volverse a emocionar y animar porque la vida está cargada de sufrimiento, dolor, angustias, desilusiones, desesperanzas y lágrimas, sobre todo, ahora con la pandemia del coronavirus.
“Tenga un nuevo encuentro con él, pero no como se ha encontrado a través de la vida, eso ya es historia”, asentó.
En la homilía de la misa por la Solemne Vigilia de Resurrección, celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción, donde se leyeron siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento, entre ellas el Evangelio, el mitrado expuso que los católicos necesitan tener un encuentro con quien está lleno de vida, no con quien murió en la cruz, por ser la vida, la luz, el agua viva, para calmar su sed de comprensión, de amor y de paciencia.
“El encuentro es con el Resucitado, no con quien murió en la cruz, mírelo, siéntalo, alégrese porque el Señor está vivo”, anotó.
"Encontrarse con el Señor"
Además, subrayó que los creyentes requieren tener el encuentro con el Resucitado en su propia Galilea, en su casa, en su trabajo, en las calles, en su ciudad y en sus pueblos.
“Cristo Resucitado les dice quiero encontrarme en tu Galilea. Por eso, vuelva a aprender a encontrase con el Señor, porque es necesario, porque él está vivo”, reiteró.
Vázquez Villalobos dijo que el encuentro con el Resucitado resulta más necesario ahora por el sufrimiento ocasionado por la pandemia del coronavirus.
“Como hemos sufrido este año. Hemos llorado probablemente mucho de nosotros hemos por la muerte de un ser querido, por una persona cercana a nosotros, que ya no está, que ya se fue. Pero no se olvide que el Señor cumplirá su promesa de que los resucitará el último día, porque los quiere a su derecha vestidos de blanco, pues triunfaros contra todas las adversidades, la persecución y el pecado”, apuntó.
Bendición del fuego nuevo
Antes, al inicio, el pastor religioso bendijo el fuego nuevo y encendió el cirio pascual, para glorificar el paso de la muerte a la vida de Jesucristo.
Además, marcó con una estaca calentada por el fuego una cruz y los símbolos de las letras griegas Alfa y Omega en el cirio pascual.
Después, incrustó cinco granos de incienso, en forma de cruz, como expresión devocional a las cinco heridas que recibió Jesús en su crucifixión.
En el altar, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, cantó el Pregón Pascual o Exultet, el himno de la proclamación de la resurrección de Jesucristo.
“Alégrense, por fin, los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo por la victoria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Gocen también la tierra, inundada de tanta claridad y que radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de las tinieblas que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre, la Iglesia, revestida de luz tan brillante, resuene este templo con las aclamaciones del pueblo”, entonó.
Renovación del bautismo
Posteriormente, el arzobispo de Antequera-Oaxaca bendijo la fuente del bautismo y el agua bautismal, para la renovación de las promesas del bautismo.
“Dios nuestro, cuyo Hijo, al ser bautizado por el Precursor en el agua del Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo, suspendido en la cruz, quiso que brotaran de su costado sangre y agua, y después de su resurrección mandó a sus apóstoles ‘Vayan y enseñen a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo’. Mira ahora a tu Iglesia en oración y abre para ella la fuente del bautismo”, oró.
Después de la bendición del agua, los fieles con las velas encendidas en sus manos, hicieron la renovación de las promesas del bautismo.
