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El artista zapoteco que puso en alto a Oaxaca en Dubai, está en su tierra transformando la ciudad

Foto(s): Cortesía
Redacción

Los espacios urbanos se deterioran, las fachadas se corroen y muchos hogares quedan abandonados en un paisaje desolado, sin color y que sin luminaria son percibidos por la comunidad como lugares delictivos, solitarios y en el abandono.


A diferencia de los rayones, las firmas indescifrables y el vandalismo de las pintas realizadas sin estética o discurso, los nuevos grafiteros buscan recuperar estos espacios con arte y cultura, e incluso son buscados para pintar en hogares y empresas, obras valuadas hasta por más de cien mil pesos.



Irving Cano Gómez, es un artista zapoteco de Santa María Xadani que a sus 28 años demuestra la calidad en la técnica, la identidad oaxaqueña y su amor por la tierra donde creció, el Istmo de Tehuantepec.


La trascendencia del grafitero oaxaqueño alcanzó un nivel internacional cuando en 2016 participó en un mural para representar la cultura árabe en las calles de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos; "el año pasado tuve la oportunidad de viajar y colaborar en un proyecto que se realizó en un país que jamás pensé pisar", comenta Irving Cano sobre su invitación después de que un artista internacional vio su trabajo en un festival de muralismo en la Ciudad de México.



"Cuando vi como con el aerosol podían conseguir obras tan estéticas, comencé a practicar para intepretar mi cultura, plasmar los rostros, colores y las tradiciones zapotecas", el artista istmeño mencionó que el muralismo urbano ambienta los espacios "grotestos y secos"; "el mural le da vida y movimiento a las calles, influye en las personas porque genera confianza".






Con un interés por el grafiti que comenzó a sus 17 años, Irving Cano comentó que tiene el proyecto independiente de realizar murales en distintos estados del país y también fuera de México, donde expondrá la cultura zapoteca y continuará mostrando su trabajo en el mundo.



El grafiti como un oficio



La prohibicición del grafiti por estigmatizar a los creadores como drogadictos o vagos y la desconsideración de esta actividad como un aporte cultural y de mejora para el paisaje urbano, son pensamientos que quedaron en el pasado, en la época que desestimó a una generación de artistas urbanos que plasmaron en secreto su imaginario, su identidad y sus habilidades con el aerosol.


El tag (firma = tagging) de Humberto Jacobo es "Dreik" y todavía recuerda los tiempos en que los grafiteros huían de la policía y eran delatados por los vecinos del barrio.



"El grafiti es imaginación y ahora es muy valorado, pero hace 20 años esto era imposible y no se veía en las calles porque los policías te buscaban; antes las personas relacionaban esta actividad con drogadictos y borrachos, pero los eventos de muralismo y la concesión de permisos para pintar cambió la percepción de las personas", comentó el artista de una trayectoria de 15 años.




Dreik afirmó que ahora hay empresarios y colonos que compran los murales realizados con aerosol; "hay personas que quieren grafitis en su casa, chavos que quieren un tagging 3D (sólo la firma, sin fondo, personaje o paisaje) que combine con su sala o el exterior de sus hogares", el artista michoacano comentó que los precios varían desde los tres mil o 10 mil pesos, pero que hay obras "de autor" que son valuadas hasta por encima de los 150 mil pesos.


Al igual que Irving Cano, Dreik visualiza que el arte urbano y el grafiti es una actividad en constante evolución, para estos artistas la generación actual de grafiteros no parará de pintar las calles dentro de 10 o 15 años, "incluso nuestros hijos podrán ser profesionistas y podrán decir 'mi papá fue grafitero' y será normal", comentó sobre el trabajo de los muralistas que con aerosol desatan la imaginación del colectivo.

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