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Sin respetar veda, explotan especies marinas en los mares de Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Alfonso Tapia Barrita

SALINA CRUZ, Oaxaca.- En la región del Istmo de Tehuantepec prevalecen tradiciones y costumbres en torno al consumo de ciertos alimentos, sobre todo aquellos provenientes del mar, que pese a la veda temporal de camarón y temporal o permanente de otras especies como lisa y tortuga, entre otras, es común observar durante todo el año la explotación, comercialización y consumo de estas y otras especies por cuestiones económicas, sociales y hasta culturales.

Los periodos de veda se establecen de manera oficial y formal porque se requiere garantizar la sustentabilidad de algunas especies y preservar en el caso de las que califican como peligro de extinción. Las vedas son impuestas año con año por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), y sus organismos operativos para cada actividad productiva. Sin embargo, la argumentación de este procedimiento no resulta del todo efectivo para la población istmeña. 

La señora María, oriunda de la comunidad de Álvaro Obregón, en Juchitán, relató que en su comunidad, los hombres se dedican a la pesca casi todo el año. No hay otra actividad económica más importante que ésta, y aunque la gente de la localidad ve difícil viajar al puerto de Salina Cruz para vender su producto, porque en Juchitán se lo compran más barato; "la necesidad la obliga a hacer el viaje transbordando, primero con dirección al municipio juchiteco y después al puerto; vivimos de la venta de camarón, no sabemos hacer otra cosa", explicó.

"Últimamente no ha entrado mucho norte, expuso la señora Celiflora Ampudia, originaria de San Mateo del Mar, esto impide que las tortugas arriben a la playa, los hombres de la comunidad saben que cuando sopla el viento norte las tortugas salen a desovar y es cuando aprovechan para sacar los huevos, me los venden y yo los traigo al puerto; aunque la gente regatea nos lo compra, ese es nuestro negocio, a veces son huevos de tortuga, otras veces camarón, depende qué me entreguen yo lo vendo", comentó la mujer.

De su lado, la señora Guadalupe, con canasto en mano y una palangana en la cabeza, viaja de lunes a sábado al puerto de Salina Cruz, desde su tierra natal: Juchitán, y trae para vender toda clase de botanas, como quesillo, camarón, hueva de lisa, a veces huevo de tortuga; "todo se vende muy bien, en las fiestas patronales, en bares y cantinas no falta quien compre una orden de cualquiera de estos productos, sabemos que está prohibida la venta de algunos, pero de eso vivimos, qué le vamos a hacer, si no vendemos no sacamos para la comida", dijo la mujer.

Es muy difícil revertir toda esta cultura gastronómica que impera en el Istmo, dijo el biólogo Oswaldo Morales, primero tendríamos que hacer entender a la gente que estos productos no son afrodisiacos, no te dan mayor fortaleza o alguna otra capacidad, estamos hablando de especies protegidas que están en peligro de extinción, por eso hay sanciones para quien infrinja la normatividad en materia de pesca, hace también hace falta personal altamente capacitado para subsanar estas anomalías de este mercado.

Sabemos que a todas luces es un medio de subsistencia para muchos, para hombres y mujeres de los pueblos originarios, pero también se requiere educar a quien los compra, si los ofrecieran y nadie comprara dejarían de venderlos, en mi opinión, en fiestas y reuniones no faltan estos bocadillos de camarón de mareña, huevo de lisa, huevo de tortuga, carne de venado, y esto es en toda la región del Istmo, agregó.

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