Disciplinar, corregir, guiar y educar sin recurrir al grito y mucho menos a los golpes, tiene un impacto positivo en el desarrollo de la personalidad del niño, aseguró el obispo de la prelatura mixe de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos.
En una exhortación, el pastor religioso sostuvo que la educación de este tipo constituye un modo eficaz de cuidar su mundo emocional, de atender su autoestima y de dar ejemplo.
“Es hacerles ver que existe otro tipo de comunicación, esa que no duele, esa que sabe entender y conectar con las auténticas necesidades”, anotó.
Algo que como padres y educadores habremos notado en más de una ocasión –asentó–, es que a veces nos faltan recursos, estrategias y alternativas.
De esta manera, subrayó que los padres y los educadores tienen la necesidad de buscar esas estrategias alternativas y así ser creativos para comunicarse con los niños, adolescentes y jóvenes.
“Estamos convencidos que el grito no es útil y que con él nunca se obtiene el resultado que uno espera. Lo que conseguimos es que en la mirada del niño aparezca el brillo del miedo, de la rabia contenida”, agregó.
Ante esto, dijo que resulta necesario aprender las claves adecuadas con creatividad para educar sin usar los gritos y dar forma a una educación positiva capaz de resolver con inteligencia este tipo de situaciones.
