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Con trampas de feromónas controlan plagas en cultivos de Oaxaca

Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

Entre caldos minerales, bioles, extractos vegetales, abonos orgánicos y microorganismos existen al menos 50 bioinsumos que se pueden elaborar de manera artesanal para lograr un efecto insecticida o fungicida en el cultivo del maíz, sin depender de los agrotóximos que elevan los costos de producción.

“Lo más importante es entender la forma en la que se elaboran para que tenga calidad y comprender la forma en la que se aplica para determinado problema y circunstancias”, aclara el doctor en ciencias agroecológicas Leudiyanes Ramos Hernández, quien tiene la meta de instruir a productores para que la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader) instale este 2023 50 biofábricas para la producción de insumos orgánicos.

Apropiarse del conocimiento

Juan Montaño Jiménez, un hombre de 83 años que vive en Guadalupe Etla, un municipio de Valles Centrales a 16 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca, aprendió de su madre Natalia Jiménez a trabajar la tierra, el campo ha sido su vida.

“Fui huerfáno de papá desde chiquito, éramos cuatro hombres y una mujer, mi madre sembraba, hacía de todo y nos enseñó”, recuerda con nostalgía un hombre al mirar parte de las dos o tres hectáreas que ahora trabaja con su hijo José Juan Montaño, porque a él ya no le dan las fuerzas para hacerlo solo.

La sequía resquebraja la tierra, como si fueran piezas de un gran rompecabezas café que se desmoronan al tocarla, las pequeñas matas de maíz intentan crecer, pero el gusano cogollero ya es una amenaza. Las polillas adultas macho que han caído en un bidón blanco, sin la mayor parte de sus cuatro paredes para servir como trampa, lo comprueban.

El gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) es una plaga de insectos que afecta principalmente los cultivos de maíz en Valles Centrales, pero está presente en casi todo el estado. 

En su fase de larva, antes de convertirse en polilla y volar para propagarse en otras parcelas, el gusano cogollero daña las hojas de la planta del maíz y si infestan el cogollo, requerirá insecticidas de amplio espectro, donde los de elaboración agroecológica poco pueden hacer.

La forma más fácil de controlar el gusano cogollero es colocar trampas de feromónas casi a la par de la siembra y al menos tres por hectárea.

Para elaborar este tipo de trampas se necesitan cinco materiales: una cápsula con feromóna sexual específica para gusano cogollero; un garrafón o bidón de plástico con dos de sus lados ranurados; un palo o estaca de madera de dos metros, un metro de alambre o hilo, así como cuatro litros de agua mezclada con jabón sin aroma.

El gusano cogollero nos ha afectado mucho, luego viene a enroscarse en la milpa, como ahorita que no quiere llover”, explica Juan Montaño, quien aceptó que su hijo probara colocar por primera vez tres trampas con feromónas porque no quiere perder una cosecha que servirá para alimentar a sus animales, pero también para que su esposa Enriqueta Armengol Saavedra, se encargue de elaborar tortillas.

“No hay como el maíz propio, del criollo que nos sustenta”, expresa sin dudas Enriqueta, quien sabe que si en su parcela las matas crecen bonito, significa que podrá darle de comer sin dificultad a sus guajolotes, pollos, marranos, borregos y vacas, para quienes sólo quedan ocho de los cien costales con zacate triturado con maíz de la cosecha de noviembre pasado.

 Control a tiempo

Para Leudiyanes Ramos entre más pronto se coloquen las trampas de feromonas y se apliquen jabones potásicos de fácil elaboración, con extractos vegetales, el control del gusano cogollero se puede alcanzar sin recurrir a insecticidas químicos de amplio espectro.

“El jabón potásico básicamente se puede preparar a base de sosa cáustica hidrolizada con aceite vegetal: el hidróxido de potasio se diluye en agua y eso se pone en mitades con el aceite vegetal, se revuelve y se obtiene un jabón potásico que se puede aplicar de forma muy sencilla, en dosis de 5 mililitros por litro, porque si se aplica en dosis más altas puede llegar a quemar”, detalla.

Pero también existen extractos como el que se prepara con ajo, cebolla y chile al 15 por ciento de concentrado en fermentación en agua, “básicamente se macera y se ponen agua”, pero en total son decenas de bioinsumos que de manera artesanal se pueden preparar para aplicar a determinada circunstancia para la prevención de plagas.

Si Rosalío ve que a su parcela le ha “pegado la plaga”, debe destinar dos mil o tres mil pesos para fumigar contra el gusano cogollero, pero en este ciclo la falta de agua hizo que una de sus parcelas estén sin sembrar y sólo hace compostaje con el estiércol de animal esperando que el siguiente año el temporal de lluvia sea mejor, pues sabe que sequía e insectos son una muy mala combinación

 

 

No hay como el maíz propio, del criollo que nos sustenta”.

Enriqueta, campesina

 

Plagas de importancia

Gusano cogollero

Gallina ciega

Gusano de alambre

 

 

Ciclo del gusano cogollero

Una larva adulta vive en promedio 12 días y puede poner hasta mil huevecillos en plantas inmaduras de maíz.

En su fase de huevecillo puede estar de tres a cinco días hasta convertirse en larva que durante 14 a 22 días perfora las hojas de la planta y ataca el cogollo.

Una vez que baja al suelo, entre 7 y 13 días el gusano se transforma en pupa, antes de mutar en larva adulta.


 

“Lo más importante es entender la forma en la que se elaboran para que tenga calidad y comprender la forma en la que se aplica para determinado problema y circunstancias".

 

Leudiyanes Ramos Hernández, Doctor en ciencias agroecológicas

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