Si una plaga como la mancha de asfalto o la gallina ciega infestan una parcela de maíz, la producción puede disminuir en un 25 o hasta 50 por ciento si quienes la trabajan carecen de recursos para implementar algún insecticida químico o elaborar el propio con sus recursos que existen a su alcance como el estiércol.
“Los productores tienen que aprender a compostear el estiércol, que no sólo se debe esparcir en la parcela, porque así genera plagas”, advirtió el subsecretario de Seguridad Alimentaria de la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader), Flavio Aragón Cuevas.
Por ello, para este segundo semestre de este 2023 la dependencia se planteó instalar 50 biofrábricas, de las cuales dos ya existen en Santa Ana Zegache y Asunción Nochixtlán, lo que implica capacitar a técnicos y productores.
“Para cada biofabricas hay un recurso de 150 mil pesos para adquirir tambos para producir los bioles o comprar microrganismos que en algunos casos hay que recolectar”, detalló Flavio Aragón, quien explicó que se pretende sumar a más de cien productores de la comunidad donde se ubique y de otros municipios cercanos.
“Se van a ubicar estrategicamente para que atiendan a dos municipios cercanos, son para pequeños productores, pero también se pueden sumar de otro tipo porque las plagas y hongos son un problema muy grave”, pero se carecen de estadísticas para saber a qué nivel y qué porcentaje de productores utiliza químicos que dañan su salud y de quienes consumen el maíz o el frijol.
“No hay un dato específico y duro del porcentaje que implementa la ageoecológica, pero no son tantos, por eso queremos impulsar los bioinsumos, porque el 90 por ciento utilizan fertilizantes químicos como el glifosato que ya está prohibido por decreto presidencial, pero se sigue usando porque todavía hay un tiempo de transición para que en 2024 no se comercialice”, abundó.
Si para cultivos de maíz nativo se utiliza el glifosato éste arrasa con todas las plantas que crecen asociadas al sistema milpa, como los quelites “porque es un herbicida no selectivo y lo desarrollaron las empresas porque está asociado a los maíces transgénicos que lo toleran”.
