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Blanca pasión

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Con dos décadas realizando su tarea favorita, Elena Reynoso sigue definiéndose como una mujer soñadora. Sensible a la causa de siluetas enamoradas que se envuelven en tules y micados de seda, encajes chantilly e hilos de plata, confiesa estar enamorada de su labor.


Confeccionar vestidos nupciales es su plan de actividades día con día, para lo cual estudia a las mujeres casaderas y así ha aprendido a adivinarlas.


"Las novias han evolucionado: son emprendedoras, no les dan miedo los retos ni mucho menos los cambios. Se exponen y prueban nuevas formas de arreglo, aunque siempre vuelven al origen de un traje discreto", dice.


"En lo que no han cambiado es que son románticas y soñadoras, además de que buscan lucir sensuales sin dejar de ser elegantes", agrega.


Elena se instruyó en la Escuela Corregidora de Querétaro, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde aprendió métodos de costura comparables con los de las propuestas europeas.


Así, se perfiló como una diseñadora cuidadosa del detalle a la hora de dibujar, coser y bordar, familiarizada con todos los procesos de la confección.


Celosa de la labor de patronaje e inmersa en una atmósfera de glamour lograda con sus lápices, aprendió a dominar las líneas que favorecen a mujeres de todas las tallas. Hoy, gusta de hacer brillar a cada una con luz propia.


Del corte sirena al tipo 'A', pasando por bordados en cristal bajo un efecto escarchado, escotes a la espalda y flores de seda realzadas para imponer volumen, sus vestidos tienen un único propósito.


"Hacer felices a las novias", afirma.


ASÍ LO DIJO


"Toda mi vida soñé con diseñar trajes para eventos importantes. Al hacerlo pienso en la novia, sé que está pasando por el momento más importante de su vida y quiero ayudarle a realizar su sueño"


Elena Reynoso, diseñadora.

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