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Se agota la paciencia, advierten desplazados de la Vicente Guerrero, Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

"Si el gobierno no hace nada, nosotros vamos a tomar la justicia en nuestras manos", advierte un grupo de mujeres desplazadas del Frente 14 de Junio, que cumplen dos meses instaladas con sus hijos en el zócalo de la capital oaxaqueña.


La mujer lava ropa en la plaza pública, refriega un pantalón, tan duro como si quisiera desquitar su coraje; dice: nos tachan de invasores, rateros y delincuentes. ¿Qué culpa tenemos nosotros, nuestros hijos, no somos nada de eso y sin embargo nos echaron como perros, a punta de balazos?


Junto a ella, dos mujeres más que matan el tiempo en las jardineras del zócalo capitalino, convertido en su hogar temporal, aseguran que crece el resentimiento porque ninguna autoridad los ha buscado para atender el problema que atraviesan, pero sí negocian al amparo de la ley con quienes quemaron sus casas, los amenazaron con armas y mantienen cerrado el relleno sanitario.



Todas colaboran para satisfacer sus necesidades básicas. FOTO: Román Carlos

“A ellos sí los atienden (habitantes de la Vicente Guerrero), los escuchan, les dan lo que piden, encierran y a los tres minutos sacan de la cárcel a su líder, qué podemos esperar, ¡se nos agota la paciencia!”


El conflicto


El 4 de julio, derivado del conflicto entre habitantes de la agencia Vicente Guerrero y de la organización 14 de Junio, un grupo de más de 100 familias desplazadas de sus casas ubicadas en colonias de las partes altas de dicha agencia, llegaron al zócalo. La mitad se retiró a un albergue temporal y el resto, al no tener seguridad ni certeza de su situación se quedaron, habilitaron campamentos en las jardineras y desde esa fecha se mantienen en el lugar.


Niños recién nacidos, embarazadas, mujeres y ancianos viven entre las carencias más visibles; el lodo causado por las lluvias de los últimos días es su cama, tampoco tienen sanitarios ni agua potable. El zócalo se convirtió en una pequeña colonia, donde sus habitantes se suman a los 184 mil pobres de Oaxaca.


Están a la vista de todo mundo, las casas de campaña hechas con lonas de plástico se observan desde los ventanales de la Casa del Pueblo. Funcionarios van y vienen, es la ruta obligada para llegar a Palacio de Gobierno, pero los ignoran, desvían la mirada y sus gestos son de repudio.



Con todas las incomodidades que representa vivir a la intemperie, las familias se mantienen en el zócalo. FOTO: Román Carlos



Crece el odio


Las mujeres, que comparten la misma pena, se resisten a hablar, “para qué, si no dicen lo que es (los medios), nosotros somos los malos y los de la Vicente Guerrero los buenos, pero hay un Dios y todo en esta vida se paga, si no lo hacen ellos, vamos hacerlo nosotros”.


Aseguran que están dispuestas a hacer justicia por su cuenta; “no tenemos miedo y si va a correr sangre, que corra”, dice envalentonada.


"No es justo, repite, nos dejaron en la calle, nos despojaron de todo nuestro patrimonio, lo saquearon y quemaron nuestras casas que con esfuerzo construimos", dice la joven a quien se identificó como Georgina.


Otra de las mujeres asegura que el odio crece hasta en sus hijos porque los corrieron de su hogar; “me dice: mamá, yo ya no quiero regresar porque los voy a matar. Se imagina, a futuro se van a querer vengar”.


Manifiestan que no forman parte del Frente 14 de Junio, ni siquiera conocen "al tal don Panchito” y a su hijo, por eso no entienden por qué se desquitaron con ellas y sus familias.



En una cocina improvisada, las mujeres preparan sus alimentos. FOTO: Román Carlos

Niegan que los terrenos que habitaban los hayan invadido, ya que pagaron por ellos y cuentan con recibos que, sostienen, presentaron ante la Fiscalía General de Justicia donde interpusieron denuncias por el desalojo de sus viviendas.


Advierten que si el gobierno quiere retirarlos porque ya se acercan las fiestas patrias, tendrá que brindarles un terreno dónde habitar y garantizarles con documentos que es suyo, “si no, aquí nos vamos a quedar”.


Mientras tanto, el conflicto entre los desplazados y habitantes de la agencia Vicente Guerrero continúa, y se trata de una bomba de tiempo que va a estallar. “Si no hay justicia, vamos a ir nosotros”.


Epicentro de protestas


El zócalo de la ciudad capital, unos de los espacios más emblemáticos de los oaxaqueños, desde hace más de 30 años es el epicentro de plantones, y desde hace siete de todo tipo de manifestaciones.


La Sección 22 de la CNTE había utilizado el espacio hasta el 2015 para instalar su plantón anual cada mes de mayo, con duración de dos a cinco meses. Lo invadía de lonas, mecates y casas de campaña, así como daba anuencia para que comerciantes ambulantes se instalaran en el mismo lugar.


Pero no es el magisterio el único que ocupa el zócalo para sus manifestaciones: organizaciones sociales, comunidades indígenas, organismos civiles, de Derechos Humanos y ciudadanos, son las constantes.


El zócalo capitalino ha llegado a albergar a más de 10 mil personas. Actualmente, es sede del campamento de un grupo de desplazados del Frente 14 de Junio, el dormitorio de indigentes, del “escuadrón de la muerte” y todo aquel que, por diferentes razones, no tiene dónde ir.


El corredor principal de Palacio de Gobierno desde hace un año es el albergue de familias desplazadas de la región Triqui, que lo tienen convertido en un muladar. En el 2010, la pugna interna entre grupos de la etnia Triqui provocaron una ola de actos violentos y masacres que terminaron con la migración de unas 150 familias hacia la capital del estado; una parte de estas familias se quedó a vivir en el corredor de la Casa del Pueblo, se retiraron durante seis meses, pero en el 2016 volvieron y ahí siguen.


La situación la complementa el comercio ambulante que flanquea tres frentes del zócalo, representan una competencia desleal para los dueños de pequeñas empresas establecidas y el incremento de inseguridad, pero nadie les hace caso a su petición de retiro definitivo.

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