Después de los 60 días del domingo de resurrección de Jesucristo, llegó la celebración litúrgica, donde los oaxaqueños no sólo cumplen con el ritual religioso, sino también con la tradición de comer las famosas empanadas que se venden el “Jueves de Corpus Christi”.
Para don Guillermo Jiménez panadero de estos bocadillos, esta tradición se ha ido perdiendo año con año y como ejemplo de ello son las ventas que han bajado hasta un 70 por ciento comparadas con las de hace 30 o 40 años.
La falta de cultura de las nuevas generaciones, el incremento de los insumos con los que se elabora este producto, aunado a la crisis económica por la que atraviesa el país, han sido los principales factores por lo que esta tradición se he ido desvaneciendo, comentó don Guillermo Jiménez.
“Antes cuando mi abuelo Emilio y mi padre Guillermo trabajaban este oficio, no se daban abasto sacaban alrededor de 8 a 10 mil empanadas para venderlas en un sólo día, hoy las mil 500 que elaboramos se venden en dos días máximo de la temporada”.
Antes tenían alrededor de 12 puntos de venta en la ciudad donde se expendían los bocadillos, hoy sólo quedan 4 de ellos ya que a parte de la crisis económica la competencia aumentó, explicó “don Memo”, como también lo conocen sus clientes.
Cada empanada cuesta alrededor de 10 pesos, pero no sólo es el valor económico sino además tienen significado para muchos religioso, comentó el experimentado panadero.
El Jueves de Corpus Christi, también conocido como la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una celebración de la fe católica enfocada a la Eucaristía a través de su hostia consagrada.
Según las versiones de los que expenden estos productos, Oaxaca es el único estado con esta empanadas tradicionales y si no es el único al menos es el mejor con estas delicias culinarias, expresaron.
Para muchos panaderos el “Jueves de Corpus Christi”, es la fecha donde se reponen de las ventas de todo el año, otros sólo venden en esta temporada que es la mejor para la mayoría de ellos.
En este sentido para don Guillermo Jiménez la cabeza de la tercera generación, estas tradiciones no se acabarán ya que él también ha preparado al sustituto de la cuarta sucesión; su hijo Miguel Ángel Jiménez Cruz de escasos 23 años de edad.
Desde ayer jueves las carpas y sombrillas lucieron en las esquinas de las calles principales del centro de la ciudad, en uno de esos puestos nos encontramos con América una niña de escasos 16 de edad quien lucha también para mantener la tradición de su negocio familiar.
