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Tardes de charlas psicoanalíticas

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Daniela Clarisa Concha León

Los días agitados siempre traen anécdotas, ya sean propias o ajenas. Hace algunos días me encontraba en un parque muy concurrido de la ciudad. Mientras disfrutaba de una nieve, pude observar a una pareja de enamorados que tomaba asiento bajo la débil sombra de un árbol.

El joven, con su cuerpo, intentó proteger a su novia de los rayos del sol que lograban atravesar el follaje; ella, con una sonrisa aceptó el gesto, quedando una distancia minúscula entre ellos.

Seguí disfrutando de mi helado, cuando me percaté de que los jóvenes, que minutos antes estaban envueltos en el amor, poco a poco se distanciaban y que la joven comenzaba a alterarse. Él la llamaba, pero ella simplemente lo ignoraba. Tanto fue su alejamiento que, en menos de lo que me percaté, ya estaban cerca de mi banca, pues él la seguía. 

El desencanto

Dada la cercanía, el motivo de la discusión fue más claro. Ella le reclamaba por qué aún tenía agregada a su exnovia, y no sólo eso, sino también por qué la felicitaba en fechas determinadas. Aquí haré una pausa, pues para darle mayor claridad a la anécdota, será necesario designarles nombres ficticios a los protagonistas; a ella la llamaré Brenda, a él Noé.

Brenda iba incrementando sus cuestionamientos al punto de comenzar a llorar, sin importarle que los presentes observáramos la situación. Noé decidió enojarse y enmudeció; cuando ella le pedía que al menos le dijera algo, Noé respondía con un contundente ¡no!, mientras cruzaba los brazos y hacía una mueca que conocemos mejor como puchero. 

Ella empezó a jalonearlo, pues quería seguir revisando su teléfono; él, por su parte, le decía: “No te lo daré hasta que me lo pidas bonito”.

Brenda, en un arrebato, le propinó una cachetada, a lo que Noé en su descontrol soltó el teléfono, ella lo tomó y se fue del parque; él la siguió y desaparecieron de la escena.

La identificación

Otra pareja, que también observó la pelea, al parecer compró el problema, pues la señora que parecía rebasar los 40 años le decía a quien supongo era su marido: “Pobre de ti donde me entere de algo parecido, ¿eh?”; a lo que él respondió: “Pues aquí quien tiene todo con contraseña eres tú. Quién sabe en qué andas” y de la nada empezaron a discutir. Claro, ellos con un tono de voz más bajo, el cual se reducía al sentirse observados. Agradecí que no hubiera más enamorados presentes, pues en una de esas, como efecto dominó, también se hubieran visto afectados. 

Lo que le sucedió a la pareja de enamorados, aun sin tener más información, puede explicarse desde distintos vértices de la Psicología. Si nos dejamos llevar por identificaciones, como le sucedió a la segunda pareja, podemos dejar de observar algo que está a la vista; me refiero, a la vida infantil que prevalece en nosotros los adultos.

¿Por qué al pasar de los años los sujetos parecemos solucionar nuestros conflictos o situaciones cotidianas con las mismas herramientas que teníamos a los 5 años?

Continuará el próximo miércoles…

¿Quieres saber más? Asiste a la charla psicoanalítica el viernes 3 de mayo a las seis de la tarde, en las instalaciones del Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.

Pide informes a los teléfonos 951 507 5550 / 951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
[email protected]

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