"El día que Dios me recoja, le dejaré mi cerebro a Edgar para que pueda vivir y pensar”, decía el padre José Miguel, próximo a su muerte.
El deseo del fundador de la Ciudad de los Niños, en Trinidad de Viguera, el 24 de febrero de 1958, se está cumpliendo.
Aislado y con cuidados especiales en una pequeña habitación de su casa, la Ciudad de los Niños, Edgar, víctima de parálisis cerebral, convulsiones frecuentes y luxación en su cadera, expresa, a través de su mirada angelical su inmenso deseo por vivir, pero en una semana estaría en grave problema: el agotamiento de sus medicamentos.
Por ello, la institución que dirige Baruch Soriano García, sacerdote egresado de la misma, hace un llamado a los integrantes de la comunidad médica de Oaxaca, y otras asociaciones altruistas para que aporten, en favor de la salud de Edgar, su pequeño grano de arena.
Edgar necesita para seguir sobreviviendo: Kepra (lavetiracotan) de 130 miligramos, topiramato, tabletas de 100 miligramos, y valproato de magnesio de 40 mililitros. Los productos tienen un costo en ese orden, de mil 200, 200 y 80 pesos.
Requiere, igualmente, de Pharmaton Kiddi (Vitaminas y minerales), producto que tiene un costo de 160 pesos, dice Kaila Yoselin Quijano Tapia, una enfermera de la Fundación Alavez que cuida de la salud del paciente.
21 años de lucha
Edgar tiene 21 años de edad. No obstante, su complexión corresponde a un niño de 13 años. Fue rescatado milagrosamente con vida en el río Atoyac, bajo el puente Valerio Trujano de la ciudad de Oaxaca. Al mes de nacido lo desahuciaron y desde entonces libra una lucha contra la muerte.
Impulsado por una silenciosa energía y el férreo deseo de vivir, que no expresa con palabras, el pequeño Edgar tiene sorprendidos a sus compañeros y a los benefactores de la Ciudad de los Niños, en jurisdicción de Viguera, agencia municipal de Oaxaca de Juárez.
