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Artesanos de Teotitlán del Valle buscan rescatar el arte en seda

Foto(s): Cortesía
Redacción

Oaxaca.- En un 1940 un brote de paludismo extinguió el cultivo del gusano de seda en Teotitlán del Valle. Desde hace 15 años, un grupo de artesanos y artesanas dan la batalla en el rescate del arte en seda.
Rina Sosa Contreras, integrante del grupo familiar Arte en Seda, explicó que el proyecto de rescate inició en 2001 con acciones de cultivo del árbol de moras, del cual se alimenta el gusano de seda.
Al cabo de tres años de crecimiento del árbol, comenzaron a realizar el cuidado del gusano, el cual es otorgado por el Gobierno del Estado durante dos veces al año.  Los huevecillos son traídos del estado de Guanajuato y criados en el Bosque el Tequio y donados a diversas familias productoras de distintas localidades de Oaxaca.
En Teotitlán del Valle, el grupo Arte en Seda es el único que se dedica a la labor de rescate, actividad que se perdió en 1940 debido a un brote de paludismo que obligó a una fumigación que también extinguió al gusano de seda.
En el proyecto general las regiones dentro de esta labor son la Mixteca, Valles Centrales y la Sierra Norte.
La crianza del gusano de seda dura un aproximado de seis semanas, tiempo durante el cual los gusanos son alimentados con hoja de mora dos a cuatro veces por día. Cada tercer día su espacio es aseado para evitar que enfermen por contagio de hongo y mueran.
Esto puede ocurrir hasta la quinta semana del proceso de crianza de tal manera que si llegan a enfermar la pérdida es grande.
Obteniendo el capullo del gusano de seda se pasa al proceso de obtención del hilo, esta etapa se conoce como cocción. El capullo se devana y se hila utilizando un torno en donde se puede dar un grosor diferente, dependiendo del tipo de hilo que se requiera.
Posteriormente, el hilo se coloca en telar de pedal el cual fue adoptado por Teotitlán del Valle después de la llegada de los españoles.
Cada prenda es teñida con colorantes naturales obtenidos de distintos elementos como la grana cochinilla que da desde tonos vinos hasta palo de rosa pasando por rojos y morados, el añil da los colores índigos, además del pericón que es una planta silvestre que se da por octubre o noviembre y da tonos amarillos.
Las personas que anteriormente criaban al gusano de seda lo hacían sólo para la elaboración de prendas de autoconsumo. “En la familia quien primero obtenía su ceñidor de seda era la más grande, si habían más crianza y había más seda la siguiente para obtener su ceñidor era la hija y hasta el último la nuera”.


 

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