Esta producción japonesa fue escrita por Reiko Yoshida, dirigida por Kaoko Yamada y estrenada en el año de 2016. La animación entrega al espectador gratos momentos al utilizar una gama de colores, lo cual provoca una emoción inexplicable. La película también tiene un mensaje que ofrecer para sensibilizar en el tema de acoso escolar y sus consecuencias.
La historia inicia con la aparición de Shoya, un joven quien tras un intento de suicidio tiene recuerdos de sus años en la escuela primaria, donde era un niño que disfrutaba la convivencia con sus compañeros. Pero esa parte de su vida se vio marcada con la llegada de Shoko, una niña con discapacidad auditiva quien intentó hacerse de su amistad, pero él la rechazó fervientemente y volvió blanco de sus bromas pesadas y acoso.
Pese a que los demás compañeros de clase no participaban en el maltrato, tampoco hacían nada para evitar las humillaciones de Shoya hacia Shoko. Cuando las cosas se salieron de control, los directivos de la institución escolar se percataron de lo que sucedía y evidenciaron las acciones de Shoya; esto ocasionó que los otros niños invirtieran los papeles y fuera él el blanco de las bromas pesadas y el maltrato por parte de la mayoría de sus compañeros.
De esa manera, Shoya y Shoko quedaron marcados por el maltrato y la exclusión sufrida durante su infancia. Aunado a los distintos factores familiares por los que pasaron, comienzan a tener ideas suicidas, pero a lo largo de la película, el espectador descubre que paradójicamente ambos en su juventud encuentran la forma de aferrarse nuevamente a la vida.
La creación de lazos amistosos lleva a los protagonistas de esta historia a encontrar un significado y razón de permanecer vivos, pues dejan de evadir sus sentimientos, lo que los lleva a la toma de conciencia de las consecuencias de sus acciones. El filme nos abre la posibilidad de conmovernos, al mostrarnos cómo la amistad es capaz de transformar la visión del mundo.
