Pasar al contenido principal
x

LECTURAS PARA LA VIDA: Juan Rulfo, el poeta epistolar

libro-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo

 

Última de tres partes

 

Cartas con vida propia, sin duda las que Rulfo envió a Clara Aparicio.

De Rulfo se sabe que fue cuentista, novelista, guionista y fotógrafo; yo agregaría poeta. “Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor...”

Estos textos impregnados de ternura están reunidos al menos en dos libros; el primero, publicado en 2002, “Aire de las colinas”, compilado por Clara Aparicio para entonces ya viuda; el segundo es prácticamente una edición aumentada titulada “Cartas a Clara”.

Sin duda, es un deleite acercarse a estos textos, en los que no sólo es ternura lo que se asoma; hay en sus palabras un resonar lírico que más adelante encontraremos en Pedro Páramo y en sus cuentos: “La vida es corta y estamos mucho tiempo enterrados” (carta XII).

Chiquilla, mujercita, criatura, mayecita, cariñito, pequeña mía, madrecita chula, son sólo algunas formas en las que Juan se refería a Clara cuando le escribía. La mayoría de estas misivas muestran un tono amoroso, algunas veces desesperado, casi nunca cercano al chantaje: “Sabes, estaba yo pensando hace ratito que tú eres como el mar... Bueno, pero esto no es una carta de amor, es una carta de negocios. Estoy tratando de resolver nuestro negocio, el tuyo y el mío, para que los dos tengamos algo que ganar, yo más que tú, porque yo te gano a ti, y tú, en cambio, sólo lograrás obtener a este muchacho desorientado y enfermo, no tan desorientado que digamos, pero sí muy enfermo de amor por ti. Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y el fin de todas las cosas”.

Y así fue, Clara y Juan se casaron en 1947 y tuvieron cuatro hijos; el matrimonio duró hasta la muerte del escritor en 1986.

Resulta importante dedicarle tiempo a esta lectura, pues más allá de dar cuenta de un amor real, muestran una escritura neta, que sin duda sirvió de germen para las dos grandes obras de nuestro Juan Rulfo.

[email protected] 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.