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LECTURAS PARA LA VIDA: Cartas a Chepita y la desfachatez de lo romántico

cartas-chepita
Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo

 

Segunda de tres partes

 

Digamos que todos hemos sido románticos en menor o mayor medida, que en alguna etapa de nuestra vida alguien nos despertó la necesidad de manifestar el amor con expresiones tangibles como una carta.

Antes, mucho antes de que existiera la tecnología, llámenle correo electrónico o mensajes de texto, algunas decidimos mantener una relación de lejos (sin aludir a la segunda parte de dicho popular “amor de lejos…”) y la única forma de mantenerla viva era por medio de cartas. Eso fue lo que pasó con Jaime Sabines y Chepita. Resulta que nuestro poeta decidió cambiar la carrera de Medicina por Lengua y literatura; estamos de acuerdo que la poesía era inherente a él, sin embargo, la decisión lo condujo lejos de su amada; en ese entonces tenía 23 años.

Los enamorados continuaron su relación, dejando testimonio en numerosas cartas, que podemos disfrutar en el libro "Los amorosos: Cartas a Chepita", de editorial Joaquín Mortiz. Al leer la correspondencia de Jaime a la mujer de su vida, nos encontraremos con el Jaime poeta, pero también con el hombre joven que sin miramientos expresa el amor. Un amor a la antigua plagado de todo aquello que por años se normalizó como un amor ideal, pero que sin duda favorecía la posición del hombre frente a la mujer. Fidelidad, respeto e igualdad se diluyen; éstos, aunque son valores universales, cambian en función del tiempo; por ejemplo; un hombre podía amar a su novia y ser infiel, pero la novia lo perdonaba por el hecho de saber que la “amaba” y que el amor estaba intacto, que solamente era ella la depositaria de tal joya. Lo manifiesta en su misiva del 8 de octubre de 1948:

“¿Es posible que, a estas alturas, no creas en mí? ¿O te sientas débil ante la distancia y ante el tiempo? Yo nunca te he jurado fidelidad sexual; no podría ser; es absurdo; tú misma no la deseas. El que yo ande con otra no quiere decir que deje de andar contigo. Tú estás más allá de todo esto, linda. Sería hacerte pequeña introducirte en estas pequeñeces. Tú no eres ni circunstancia ni accidente –te lo he dicho–; tú eres intimidad, esencia”.

Continuará el próximo miércoles

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