Mónica Ortiz Sampablo
Querido Rulfo:
Te escribo después de leer algunas de las cartas que dedicaste a tu esposa Clara. Después de eso me caes mejor. Resulta que varios de tus contemporáneos y colegas de la pluma, al paso de los años resultaron ser unas cajitas de pandora; de obra pulcra, pero de comportamiento cuestionable, sobre todo de cara a las mujeres.
Con esta carta también quiero expresarte mi inquietud sobre uno de tus cuentos: "Luvina"; hay quien dice que en tus ires y venires llegaste a Oaxaca, mi tierra. Este terruño cumple con mucho ambiente para inspirar historias como la que magistralmente escribiste, así, con su piedra caliza, esa que las mujeres usan para cocer el nixtamal; aunque más bien tú la describiste como algo inútil que solo servía para dar tristeza.
Quiero decirte que a nosotros nos gusta pensar que fue aquí donde tus ojos se posaron para hacer prodigios con esa desolación, con ese aire gélido que sopla día y noche en los meses más inhóspitos; a nosotros, los que no vivimos en Luvina, pero que sabemos que existe, a los que te hemos leído y nos honraría que así fuera.
He de decirte que los habitantes de este pueblo no se encontraban muy contentos con la idea de saber que el lugar que los vio nacer fuera como lo plasmas en tu cuento; por ello, no admitían de muy buen modo que se hiciera un homenaje en tu honor justo ahí, en San Juan Luvina.
El escritor oaxaqueño Jesús Rito logró convencerlos al explicarles que los cuentos son ficciones y que las descripciones que hace un escritor pueden referirse a cualquier lugar del mundo. Así que se celebró el centenario de tu nacimiento con un festival de voces diversas que leyeron tus cuentos.
Me gusta pensar que en tu obra figura un pedacito de mi tierra; aunque sea una desolación, para mí siempre será un poema, así como lo dijiste “con el rocío cuajado antes de caer sobre la tierra”.
Está escrito en tu cuento y con eso basta para cerrar esta carta; San Juan Luvina, un lugar lleno de historias, que en la poesía de su nombre teje un origen “Raíz de la Miseria”(luú: raíz / vii-naá: de la miseria),un lugar al que quizá no llegaste, pero lo recorriste en tu imaginario con tan solo escucharlo nombrar, y con eso basta.
