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CONSULTORIO DEL ALMA: CUENTA CONMIGO; ¿Por qué la guerra, Freud?

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Jesús Antonio Martínez Carrasco

 

Psicoanálisis, política y ciudadanía

Segunda de tres partes

 

La consolidación de la corriente de pensamiento positivista que manifiesta que la única manera de llegar a la verdad es por medio de lo científico, no llegará hasta mediados del siglo XIX.

La expansión y colonización de territorios por parte de grandes potencias e imperios y a su vez la rivalidad entre éstos a finales del siglo XIX; la primera revolución del siglo XX, en México y después la rusa; la Primera y la Segunda Guerra Mundial y el uso de bombas atómicas contra dos ciudades en Japón, fueron parte de los acontecimientos que, durante su vida, atestiguó Albert Einstein.

Consulta del Positivismo al Psicoanálisis

En la carta dirigida a Freud el 30 de julio de 1932, Einstein lanza su primera pregunta: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? El mismo físico intenta contestarse. Propone la creación de un ente por arriba de todas las naciones, encargado de dirimir todo conflicto que pueda dar paso a una guerra. Una organización que emita fallos de autoridad irrebatibles y ejecute las acciones con el consenso de las naciones. 

La propuesta de Einstein me recuerda el porqué de la existencia de la Organización de las Naciones Unidas, que nació casi al terminar la Segunda Guerra Mundial y en su Carta de las Naciones Unidas, que firman 51 países, exhorta: “a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; a asegurar que no se usará la fuerza armada, sino en servicio del interés común...”.

Evidentemente, el mundo nos ha mostrado que la realidad se opone a la postura inicial en el escrito de Einstein. Él mismo encuentra una dificultad en la sugerencia de su organismo supranacional: que es un organismo humano y que, además, está muy lejos de que sea una realidad.

La lucha por el poder de la clase gobernante dicta no renunciar a su interés por conservarlo o agrandarlo. La contienda del poder político y económico avasalla cualquier intento de éxito por cuidar la seguridad internacional.

Antes y después de la correspondencia entre Einstein y Freud ha habido un sin fin de guerras. En este momento se están librando muchas en distintas partes del mundo: Ucranía, Palestina, Israel, Yemen, Siria y otras más, que no se consideran como tales, pero sus estragos son similares.

 

 

El embrollo sin salida de Einstein

Einstein plantea sus interrogantes y trata de responderlas: ¿Cómo es posible que esta pequeña camarilla someta al servicio de sus ambiciones la voluntad de la mayoría, para la cual el estado de guerra representa pérdidas y sufrimientos? Y contesta que medios de comunicación, escuelas, religión y más están al servicio de la clase dominante. Por lo que todo ese aparato conduce emociones y sentimientos de las masas de manera inconsciente, como sujetos bajo hipnosis.

Luego procede a preguntar: ¿Cómo es que estos procedimientos logran despertar en los hombres tan salvaje entusiasmo, hasta llevarlos a sacrificar su vida? y culmina con su última interrogante: ¿Es posible controlar la evolución mental del hombre como para ponerlo a salvo de esas psicosis promotoras de odio y destructividad?

Continuará el próximo lunes…

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"No sé con qué armas se luchará la III Guerra Mundial,
pero la IV Guerra Mundial será con palos y piedras".
Albert Einstein

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