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Mariano Matamoros, en Oaxaca

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Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Leonardo Pino

Cuando el apacible cura, don Mariano Matamoros -nacido en la ciudad de México, en 1770– comenzó a comulgar con las ideas insurgentes, fue denunciado y obligado a abandonar su parroquia, Jantetelco, actual Estado de Morelos.

Del apacible pueblo se trasladó al campamento de don José María Morelos, en Izúcar, hoy de Matamoros en su honor. Corría el año 1811; por orden del generalísimo quedó en ese poblado para resguardar el territorio liberado. Convocado a Taxco, el 4 de enero de 1812 es nombrado coronel de infantería por el mismo Siervo de la Nación, y acudió a Cuautla, donde apoyó a Hermenegildo Galeana a restablecer el orden y a defender la plaza.

Derrotadas las tropas invasoras que cercaban Cuautla, Matamoros reorganiza su batallón y continúa las hostilidades contra los realistas, a quienes vence en algunos encuentros. Después, bajo la jefatura del Siervo Morelos, el Ejército Insurgente tomó Oaxaca, el 25 de noviembre de 1812.

En la toma de la ciudad, al Mariscal de Campo, Mariano Matamoros le fue ordenado, junto a Hermenegildo Galeana, entrar por el camino del Marquesado y avanzar hacia el centro por la hoy Avenida Independencia. Matamoros conquistó el Convento del Carmen, después de un reñido combate con las fuerzas realistas, acción que decidió el triunfo de los patriotas.

De nuestra ciudad, Matamoros salió con rumbo a Tehuantepec para combatir a una columna española. El 19 de abril de 1813 derrotó a los invasores en Tonalá y el 28 de mayo, regresó a Oaxaca donde fue recibido con honores y júbilo popular.

El 23 de diciembre de 1813, al pretender tomar la ciudad de Valladolid (hoy Morelia), el ejército insurgente fue derrotado. Matamoros fue hecho prisionero, en Puruarán, Michoacán.

Trasladado a Valladolid, fue sometido a juicio y fusilado el 3 de febrero de 1814. Cuando el generalísimo Morelos se enteró de su muerte, exclamó: “He perdido mi brazo derecho”.

El Congreso de 1823 declaró a don Mariano Matamoros Benemérito de la Patria e inscribió su nombre con letras de oro en el salón de sesiones.

CIENCIA A LA MANO

Muertes y fortuna en la pandemia

Resumen del informe de OXFAM* (enero de 2022)

Desde el inicio de la pandemia, ha surgido un nuevo millonario en el mundo cada 26 horas. Los diez hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas mientras que, según se estima, más de 160 millones de personas han caído en la pobreza. Mientras tanto, se calcula que cerca de 17 millones de personas han perdido la vida a causa de la COVID-19, una magnitud de muertes sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Estos problemas forman parte de una misma enfermedad, aún más profunda: las desigualdades que fragmentan nuestras sociedades y sesgan vidas, y la violencia enquistada en nuestros modelos económicos.

Las desigualdades han provocado que la pandemia de coronavirus resulte más letal, más prolongada y más dañina para los medios de vida. La desigualdad de ingresos resulta más determinante que la edad, a la hora de estimar si alguien perderá la vida a causa de la COVID-19. Millones de personas aún estarían vivas si hubieran recibido una vacuna, pero se les negó esa oportunidad; mientras, las grandes empresas farmacéuticas continúan conservando el monopolio de estas tecnologías. Este apartheid de las vacunas se está cobrando vidas y está alimentando las desigualdades en todo el mundo.

Como mínimo, 73 países se enfrentan a posibles medidas de austeridad respaldadas por el FMI, lo que puede agravar las desigualdades entre países, así como todas las formas de desigualdad a nivel interno. Los derechos de las mujeres y los avances realizados en materia de igualdad de género se verán duramente golpeados por estas medidas de austeridad, en medio de una crisis que ha retrasado el camino para cerrar la brecha de género toda una generación, ya que ahora se tardarán 135 años frente a los 99 años antes de la pandemia. Esta situación se ve agravada por el hecho de que, en varios países, las mujeres se enfrentan a una segunda pandemia por el incremento de la violencia de género. Además, como en cada crisis, se ven forzadas a asumir un volumen enorme de trabajo de cuidados no remunerados, lo que las mantiene atrapadas en la parte más baja de la pirámide económica.

El coste de la profunda desigualdad a la que nos enfrentamos se traduce en vidas humanas. Como pone de manifiesto este informe y basándonos en estimaciones conservadoras, las desigualdades contribuyen a la muerte de al menos 21,300 personas cada día.

*Oxfam es un movimiento mundial formado por personas que trabajan para acabar con la injusticia de la pobreza. 

RECUADRO

CORRESPONDENCIA

Carta de José Revueltas a Luis Cueto Ramírez

Alberto Hernández

El escritor y militante revolucionario, José Revueltas, fue uno de los intelectuales que más pensó y actuó en el Movimiento Estudiantil de 1968. En sus escritos destacan sus formas democráticas de organización, teoriza en torno a la autogestión y se preocupa por el lugar histórico que ocuparon los estudiantes en la rebelión contra el régimen del PRI.

Revueltas era un intelectual orgánico de la clase obrera que comprendió profundamente el rol que estaba jugando el movimiento estudiantil.

Revueltas no ve en el movimiento estudiantil un sujeto alternativo a la clase obrera. Considera sí que, “la conciencia colectiva nacional se expresa a través del Movimiento del 68, con el lenguaje del proletariado... de aquí el contenido avanzado, revolucionario y socialista del mismo”. 

Revueltas teoriza y participa en las asambleas de Ciudad Universitaria; incluso, en las jornadas decisivas de fines de septiembre, decide quedarse a vivir en la Facultad de Filosofía y Letras, junto a las y los estudiantes que protegían las instalaciones de CU.

Al ser reprimido el movimiento de forma sangrienta, el maestro Revueltas en la clandestinidad, sigue escribiendo, abogando por las y los compañeros detenidos, dolorido por la infame matanza del 2 de octubre.

Así lo recuerda Carlos Monsiváis, en aquellos días: “Su suerte individual no le atañe. Lo invitan a dar una conferencia en el Auditorio de Humanidades y acepta, a sabiendas de que será detenido. Antes de salir a CU, escribe una carta dirigida al jefe de la policía, que leí entonces y cuyo sentido retengo en la memoria:

Muy Señor Mío:

Sé que se me busca acusándome de subversión. Como están las cosas, mi vida, en peligro, no vale nada y bien puedo considerarme un sentenciado a muerte. En tal condición, y como reza la costumbre, tengo derecho a un último favor, que no se le niega a nadie y ahora lo ejerzo. Señor jefe de la policía: este condenado a muerte le pide, en uso de las prerrogativas de su inminente desaparición, y con la certeza de que su deseo será complacido, que vaya usted y muy respetuosamente chingue a su madre.

Atentamente, José Revueltas.

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