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Cuentos del Doctor Lector

niño
Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Óscar Maciel Reséndiz

Primera de cinco partes

Los medios informan alarmantes, la propagación del virus detectado en China, evidenciando con cantidades de enfermos y muertes, la gran amenaza.  La Organización Mundial de la Salud anuncia las medidas de distanciamiento social, además del peligro inminente para la humanidad.  

No hay medicamento efectivo, la enfermedad es letal: sobre todo para los mayores de 65 años. Un velo de miedo y misterio cobija las ideas y estrategias para contenerlo. Una conspiración deja su huella suspicaz. ¿Qué pasará?

Las luces tempranas atravesaban las paredes de madera donde Juanito yacía dormido en un catre de jarcia y madera; abrió los ojos, movió la cabeza y se levantó bruscamente. Listo para emprender un día de aventura. Sus escasos 8 años, con una estatura baja, daban la impresión de que tenía 5. Sus padres estaban en el trabajo, sus hermanos en la diversión plena desde el amanecer, se sentía solo. Se había hecho tarde y salió veloz hacia el destino.  Corrió bajando la cuesta de tierra y piedras con unas sandalias gastadas, tropezó, se hirió la rodilla, cubrió con tierra la herida y siguió sin parar.  Al pasar por un restaurante, el estómago le recordó la falta de alimento; pensó entrar, “no, mejor después”, dijo.

Unos pasos más adelante escuchó la canción extraña que tanto le llama la atención:

 “Questa e la storia de uno di noi…”  se detuvo unos segundos, avanzó.  Al llegar al extremo del puente de madera, un mercader le gritó: ¡Hey chamaco! Ven, necesito que rellenes de arena estos peces globos, ¿puedes?

 Abrió los ojos con amplitud y mostró un gesto de alegría, respondió con tropiezo:

─¿Cuánto me pagarás?

─Dos pesos por cada uno.

–¡Vale!  

Sentado, tomó puños de arena y los introdujo por la boca de los peces hasta dejarlos repletos; escuchó detenidamente el ruido proveniente de sus entrañas, que anunciaban el hambre. Cuántas veces sucede que el hábito de hacerle esperar, lo asemeja a un faquir; con estoicismo se decía a sí mismo: “espera un poco”.

Continuará el próximo lunes…

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