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CONSULTORIO DEL ALMA: CUENTA CONMIGO; Psicoanálisis, política y ciudadanía

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

El poliamor, una expresión psíquica de la descomposición social

 

Última de tres partes

La semana anterior hablamos de cómo Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir salieron adelante con su acuerdo poliamoroso, otorgándose mutua libertad para mantener relaciones amorosas con otras parejas, y que estas no se limitaban a lo sexual; hubo incluso ocasiones en que De Beauvoir hizo vida en común con sus amantes.

Haríamos mal en descartar que entre ellos, en algún momento, se pudieron manifestar celos e inconformidades, pues son conocidas las constantes psíquicas que caracterizan a hombres y mujeres, pero es importante destacar cómo su ejercicio filosófico existencialista los disponía de una forma extraordinaria para obrar en consecuencia con su pensar.

Aquí habremos de reconocer que esas formas de organización del goce sexual no son nuevas y se han realizado por milenios, a pesar de las restricciones sociales. Aquí podemos decir que nunca han faltado los atrevidos que se permiten el goce sexual de formas alternativas que van más allá de lo establecido por las normas. De estos atrevidos habrá que destacar a aquellos que asumen el poliamor sin tener la disposición psíquica para ello, para soportar el saber que su pareja goza sexualmente con otro o con otra y que incluso goza de forma menos inhibida. Son estos últimos, meros entusiastas del poliamor, quienes suelen causar estragos en lo social, pues en algunos casos a partir de la experiencia poliamorosa terminan maltratando a la pareja, mortificándola, golpeándola e incluso hay quien llega a matarla.

Quien mira superficialmente el fenómeno, quizá se sienta atraído por la posibilidad de acceder sexualmente y sin restricciones a otra pareja, una fantasía recurrente en muchos seres humanos. Un error común en los poliamorosos –aquellos que sí tienen la disposición psíquica de no perturbarse ante lo mencionado– es que consideran que cualquiera puede ser apto para el poliamor, incluso aquellos más atrevidos lo promueven como una opción para la sexualidad humana, bajo el supuesto de que así se eliminarían muchos conflictos en las relaciones de pareja.

Es de comprender que estas propuestas son nacidas del entusiasmo y la buena fe, sin embargo, no contemplan la dinámica y leyes a las que obedece la vida psíquica de hombres y mujeres por separado; pues la dinámica del amor indica que entre más intenso sea el amor, se está más propenso a la desilusión y a la decepción, por tanto, la tendencia a la agresividad es mayor.

Como dice el adagio popular "De arrepentidos está lleno el infierno" y aquí particularmente nos referimos a quienes, sin tener la disposición adecuada para estos menesteres —es decir, para hallarle el gusto a compartir a su pareja y a encontrar ese plus en el gozar de un otro ajeno—, experimentan el poliamor para, tres Doritos después, herirse y entregarse a una vorágine de celos, recriminaciones y hasta violencias. 

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/ 951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.

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