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Consultorio del alma: cuenta conmigo, Vivencia vs realidad

logros-enredos
Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

Para el ser humano, un motivo de queja, que en ocasiones alcanza el sufrimiento, es el recuerdo que albergan respecto al trato que recibieron por parte de sus padres, es decir, las injusticias de las que fueron víctimas.

Recuerdos encubridores

Esta experiencia es más generalizada de lo que puede pensarse; llega a ser tema de conversación entre familiares, amigos y hermanos, lo que en ocasiones termina por reforzar el sentimiento de víctima y, eventualmente, el resentimiento hacia los padres. Hace tiempo, un paciente adulto se sorprendía con los recuerdos que tenía respecto de su madre, pues a pesar de que vivió con ella una infinidad de anécdotas, siempre recordaba las mismas, por lo general, las desagradables.

Cuando se inicia el tratamiento psicoanalítico, el dicho del paciente respecto a su sentir tiene la mayor relevancia, no solo por el beneficio que este obtiene por la descarga del monto de afecto sobrevenida por el hecho de hablar con alguien, lo que provoca un alivio casi inmediato. Sin embargo, el paciente no es consciente de la manera en que construye su narrativa. Digamos que el o la paciente nos cuenta sus vivencias de maltrato, injusticia, infelicidad, de falta de cariño, etc., de manera concluyente.

Olvidos convenientes al Yo

Llama la atención que cuando al paciente se le exhorta a narrar una anécdota respecto a esas vivencias, eventualmente dice no recordar ninguna. Cuando logra hacerlo, surge información que permite ver que existen por lo menos dos historias de lo sucedido, por un lado, cómo lo vivió el paciente y por el otro, el suceso en sí.

Supongamos que un día el niño se escabulló por la noche a comer los dulces de la alacena y es sorprendido en el acto por la madre, quien lo reprendió severamente. El pequeño hará la experiencia de prohibición de una madre severa, si a ello agregamos que hay otras experiencias de esa índole, el niño se quedará con esa imagen de la mamá. Agreguemos que, para ese entonces, la madre tiene su propia historia, su vida amorosa, sus expectativas y frustraciones, lo que da por resultado su carácter, con el cual ejecutará la acción mencionada. A ello agreguemos que la madre ocupa el lugar preponderante en la formación de ese individuo al ser la encargada de coartar las acciones del niño, en otras palabras, de prohibirle aquello que considera malo. Tales acciones repetidas provocarán en el hijo frustración misma que a la postre, vivirá como injusticia.

Una parte importante del proceso psicoanalítico es llevar al paciente a evocar esos recuerdos donde se vivió como víctima y llevarlo a considerar esa otra realidad, donde los hechos le indican que él antepone su vivencia, y que muchas veces no considera lo que antecedió al hecho que le dejó la vivencia de injusticia.

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