Rodrigo Velásquez Torres
El pasado lunes se llevó a cabo uno de los eventos astronómicos más fascinantes: un eclipse de sol. Si bien, en esta ocasión, solo se pudo apreciar de manera parcial en Oaxaca (al igual que el de octubre del año pasado), el fenómeno en sí siempre ha despertado la emoción y fascinación de la humanidad, desde los antiguos sabios de todas las civilizaciones madres, hasta los científicos de la actualidad, quienes se desplazan por diversas ciudades en el mundo para estudiar el fenómeno astronómico.
Se trata pues, de un fenómeno que causa curiosidad y provoca su estudio, junto con otros grandes fenómenos astronómicos, como los cometas.
Recuerdo la primera vez que observé un evento astronómico; tendría cumplidos los 5 años cuando mis padres me llevaron al observatorio municipal a observar el cometa Halley en 1986. Hace 38 años de eso, y se trata de uno de los recuerdos más lejanos y bien grabados en mi memoria: recuerdo estar haciendo fila afuera del telescopio principal para poder ver unos segundos el rarísimo fenómeno astronómico.
La inmensidad del cosmos
Ese fue, sin lugar a duda, mi primer acercamiento con las estrellas y con la inmensidad del cosmos. Después, en algún momento entre 1986 y 1990, tuve la oportunidad de ver algunos episodios de la gran serie de divulgación científica “Cosmos” de Carl Sagan (la edición original, creo la pasaban en Imevisión) y mi fascinación por el espacio se acrecentó de manera significativa.
Me parecía impresionante la manera en la que un científico explicaba la naturaleza de las cosas en un lenguaje que hasta yo, un niño de menos de 10 años en aquel entonces, podía comprender. Esos capítulos abrieron en mí un sentimiento de curiosidad hacia lo inconmensurable que es el universo, sentimiento que hasta la fecha sigue vigente
Un par de años después llegó el maravilloso eclipse de 1991. En esa ocasión tenía 11 años recién cumplidos. Estudiaba cuarto de primaria en la escuela "Abraham Castellanos". Ese día falté a la escuela o no hubo clases, no lo recuerdo bien. Vivíamos en un departamento sobre la calle de Alcalá. Viene a mi memoria la emoción de ver y sentir cómo comenzaba a obscurecer al medio día. Lentamente, la luna comenzó a cubrir al sol, la obscuridad comenzaba a hacerse presente. El eclipse llegó a su totalidad pasando la una de tarde; las aves se acercaban a sus nidos, revoloteando alrededor. Los animales comenzaban sus rutinas nocturnas. Nosotros, los seres humanos, observábamos el fenómeno con admiración.
"Noche de las estrellas"
La fascinación por el cosmos me ha llevado a participar en diversas actividades astronómicas que se realizan en Oaxaca, como aquella noche de las estrellas de 2016 que se realizó en coordinación con la embajada de Francia (lugar donde surgió el proyecto "Noche de las estrellas") y que se llevó a cabo en Monte Albán; se trató, sin duda, de una de las mejores experiencias astronómicas que ha tenido la ciudad.
A manera de colofón, durante las próximas semanas se estará viendo el llamado cometa "Diablo" (cuyo nombre científico es 12P/Pons-Brooks); quienes tengan la intención de hacer una expedición fotográfica, pueden escribir un correo electrónico para organizar una salida grupal.
"Durante las próximas semanas se estará viendo el llamado cometa 'Diablo'; quienes tengan la intención de hacer una expedición fotográfica, pueden escribir un correo electrónico para organizar una salida grupal".
