La ausencia presencial de las aulas propició que en la mayoría de hogares desaparezcan los horarios de deberes y actividades, pero sobre todo del control del tiempo frente a pantallas y dispositivos móviles con acceso a internet.
Esa relajación en la disciplina, advierte el psicoterapeuta infantil Gerardo Amaury Morales Ramírez, puede desencadenar en el futuro inmediato problemáticas como la falta de atención durante el proceso de aprendizaje.
“Al momento que retornen a clases presenciales se van a empezar a ver los problemas de que papá o mamá no han puesto atención en tener un horario para las actividades de hijas o hijos en casa, se están rompiendo las rutinas y se está relajando la disciplina para las horas de sueño y trabajo, así como en tiempos para realizar actividades”, advirtió.
El integrante del Colegio Estatal de Psicólogos de Oaxaca hizo ver que adicional al estrés y la falta de socialización se cerró el círculo de personas con quienes conviven niñas, niños y adolescentes. El gran reto es mantener la disciplina en casa.
“Hay familias que viven el fin de semana como una rutina diaria”, sin horarios para dormir ni levantarse, pues no hay una hora para llegar a la escuela.
Por ello sugiere que en casa se establezca un horario para levantarse, como si fueran a ir a clases y si no existe una actividad asignada, se implemente al menos hacer ejercicio o encargarse de pequeñas responsabilidades en casa.
Como si fueran a la escuela las y los niños necesitan dormir entre ocho a diez horas para poder crecer y poder estar atentos de las tareas escolares a distancia, ya que un desvelo provoca falta de atención o no quieran cumplir con las tareas escolares.
“Si se dejan de realizar las actividades de la rutina se pierde la disciplina porque no se están buscando actividades paralelas”, además de que la socialización se está sustituyendo con el uso excesivo de pantallas o dispositivos móviles.
El riesgo es que el trato con niñas o niños de la misma edad se está perdiendo y se podría llegar a la hipersexualización, sobre todo en las niñas al ver contenidos no adecuados para su edad, acelerando o retrasando el desarrollo.
Las problemáticas, insistió, comenzarán a ser más marcadas cuando se retorne a la rutina de ir a la escuela y ya se haya desarrollado un trastorno en los tiempos destinados al sueño y al estudio.
