Pasar al contenido principal
x

MACABRÓN: Los crímenes del Huerto del Francés

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Texto y fotos: Agencias

 

Los Crímenes del Huerto del Francés, fueron una serie de seis asesinatos que se perpetraron en la localidad de Peñaflor, provincia de Sevilla, en España, entre los años 1898 y 1904.​


Los crímenes fueron cometidos por Juan Andrés Aldije Monmejá, conocido como el Francés por ser natural de Agén, Francia, y el español José Muñoz Lopera.


Estos sujetos habían montado una casa de juego ilegal, donde asesinaban a algunos de que los que acudían.
Las víctimas fueron identificadas como José López Almela, Benito Mariano Burgos, Enrique Fernández Cantalapíedra, Federico Llamas de la Torre, Félix Bonilla Padilla y Miguel Rejano Espejo.


Tras ser condenados a pena de muerte, fueron ejecutados mediante garrote vil el 31 de octubre de 1906 en la Cárcel del Pópulo de Sevilla.

La casa de juego clandestina 

Juan Andrés Aldije y José Muñoz Lopera habían montado una casa de juego ilegal y robaban y asesinaban a algunos de que los que acudían a la misma, generalmente, personas de posibilidades.


El procedimiento habitual para robar y hacer desaparecer a las víctimas era el siguiente: la ruleta, manipulada, hacía que las bolas nunca parasen en los números cargados, sino que la forzaba a parar en el número que deseaba.


Estaban en combinación con otros jugadores de oficio, que "enganchaban" y trasladaban a los interesados en participar en el ilícito juego.


Los incautos jugadores llegaban al huerto del Francés, presenciaban el funcionamiento de la ruleta, aprendían el mecanismo y lo practicaban, quedando convenidas las cantidades que se apostarían y el día en que se habían de reunir en el huerto, junto con el Francés.


Ubicados en el mundo del hampa, se decía que los ventajistas procuraban guardar el secreto para participar en las partidas de juego que se organizaban en el huerto, sin ser vistos.


Situación ésta que aprovechaba el Francés para cometer los crímenes y darles a sus víctimas un martillazo en la cabeza y acabar con su vida.

La desaparición de Miguel Rejano

Este caso fue descubierto por la extraña desaparición de una de las víctimas, Miguel Rejano.


En el esclarecimiento de estos asesinatos fue fundamental la intervención del maestro herrero Juan Mohedano, de La Rambla, un pueblecito situado en la campiña de Córdoba.


El 15 de noviembre de 1904, el  maestro herrero recibe un telegrama de la comunidad de Posadas y lo manda Francisca Márquez, la mujer de su primo. El mensaje es de auxilio: "Miguel desapareció hace dos días. Nadie sabe de él. Ven."


Cuando llega a la casa de su prima, ésta le pone en antecedentes de que Miguel se marchó a Sevilla llevándose todo el dinero que tenía en casa: casi veintiocho mil reales que el propio Juan Mohedano le envió de una venta de trigo. Según le dijo a Francisca, pensaba estar de vuelta el mismo fin de semana.


La mujer teme lo peor. Juan Mohedano decide abordar el asunto con calma. No quiere precipitarse en avisar a la Policía no vaya a ser que su primo esté en un enredo del que no interese dar cuenta. Marcha a Sevilla donde un buen amigo lo pone en contacto con un ex policía que sigue haciendo investigaciones por su cuenta. Se trata de Laureano Rodríguez, que se muestra de acuerdo en colaborar para el esclarecimiento de la extraña desaparición de Miguel Rejano.


En la "Fonda del Betis" le dicen que el primer día que pasó su primo allí llegó a buscarle José Muñoz Lopera, de Peñaflor, con el que se fue. Y la segunda noche salió con otro hombre, un tal Borrego, después de haber pagado la cuenta.

La visita a José Muñoz

 

Cuando el maestro herrero Mohedano visita a José Muñoz éste le recibe con cortesía. Le explica que lo que trató con su primo fue la compra de una ruleta. Le cuenta que habían estado toda la noche discutiendo el precio y que al día siguiente recibió una carta de Rejano haciéndole la última oferta que seguía siendo muy baja.


A Mohedano, el herrero detective, le parece todo muy extraño. De vuelta en Sevilla, Mohedano se entrevista con el ex policía quien le cuenta que ha localizado al joven que estuvo con su primo la última noche que se le vio. Se trata de José Borrego, "un gancho" de juego.


Según su relato, aquella noche estuvieron juntos en el café "Novedades". Rejano estaba allí con otros tres desconocidos que daban la impresión de manejar dinero.


Borrego le pidió que le dejara entrar en lo que estuviera preparando y Rejano le dijo que se trataba de una misteriosa partida, pero que hablarían al día siguiente, motivo por el que fue a buscarlo. Al final no pudo entrar en el juego porque estaba completo.


En el café más importante de Peñaflor, el de Los Ecijanos, el herrero encontró un camarero que le confirmó que José Muñoz se dedicaba a organizar partidas clandestinas. Y que cuando las organizaba en Peñaflor, las hacía en el Huerto del Francés, que está retirado del pueblo.
 

Los rumores

Diversos rumores que circulan en Peñaflor y varios anónimos que recibe la esposa de Rejano, afirman que éste fue asesinado y su cadáver enterrado en el Huerto del Francés.


Entonces, también el periódico local "El Liberal", publica una nota firmada por el ex policía Laureano Rodríguez, donde se afirma que han ocurrido diversos crímenes en la casa de juego clandestina y que los cadáveres están enterrados en el Huerto del Francés. 


El comandante de la Guardia Civil llama al Francés y le muestra el periódico. Le adelanta que harán una revisión en su huerto para confirmar o descartar estos rumores. El Francés se dice dispuesto a colaborar con las autoridades.


Pero asustado huye de Peñaflor, tomando un tren hacia Mérida para embarcar en Lisboa rumbo a Brasil, pero es detenido, junto con su cómplice, antes de lograrlo. 

La investigación en el huerto

Tras iniciadas las excavaciones en el Huerto del Francés, horas después sería hallado el cadáver de Miguel Rejano, enterrado envuelto en un impermeable, en cuyos bolsillos llevaba un reloj y un revólver.


Ante las evidencias, la Policía continuó los trabajos de excavación, temiendo la presencia de más cadáveres.
Fueron hallados otros cinco cuerpos. Los aparecidos hasta ese momento habían muerto de la misma forma, a martillazos en la sien derecha. 


Las investigaciones se centran en los restos de ropas y objetos encontrados en los enterramientos, que al parecer indicaban que los muertos fueron personas de buena posición pero que, tras una minuciosa investigación policial, no aportaban indicios suficientes que permitieran identificar los cadáveres que habían sido descubiertos. 

El proceso contra los homicidas

En la autopsia de los seis cadáveres pudo comprobarse que todos recibían el golpe en la región parietal derecha, identificando un modus operandi muy concreto, que consistía en golpearles situados a la espalda de los agredidos, con la mano diestra.


El martillo utilizado para tan tremenda faena, en poder del Juzgado, se asemejaba a un porrillo de los de partir piedra, con un mango de 40 centímetros de longitud.


Lo más significativo de las actuaciones posteriores fue la identificación de las víctimas, cuyos nombres finalmente serían confirmados por los propios acusados.


El proceso contra ellos se inició en Sevilla el 5 de marzo de 1906, y su culpabilidad declarada por el Jurado ocho días después, imponiendo el Tribunal de derecho seis penas de muerte a cada uno.


Solicitado el indulto, fue denegado el 12 de octubre, y los reos fueron ejecutados mediante garrote vil el 31 de octubre de 1906 en la Cárcel del Pópulo de Sevilla, a las ocho de la mañana.

 

 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.