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Ciudades prehispánicas, aisladas

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Que el acceso a Dainzú (a 23 kilómetros de la ciudad de Oaxaca) sea libre, no es atractivo suficiente para que la zona arqueológica, fundada antes que Monte Albán, sea visitada siquiera por un ciento de personas.


En la temporada normal, al día, son 15 o 20 personas las que llegan, y en esta temporada vacacional Antonio Vásquez contabiliza “si mucho ochenta”.


La ausencia de visitantes puede tener varios factores: la carencia de una majestuosidad como la que poseen Monte Albán o Mitla -a 20 kilómetros de Dainzú-, la falta de promoción por las autoridades y las malas condiciones de su acceso carretero.


El sitio arqueológico de Monte Albán se descubrió primero, en 1932 por Antonio Caso, pero los vestigios de cerámica permiten determinar que Dainzú empezó a edificarse hasta 300 años antes, entre el 700 al 500 antes de Cristo.


15 años sin reencarpetamiento


El escenario histórico contrasta con la (poca) importancia que han otorgado las autoridades tan sólo a su acceso. Los 30 años que lleva trabajando Antonio en Dainzú le hacen saber con precisión que el kilómetro de longitud de la carretera que conduce al sitio tiene 15 años que no recibe mantenimiento.


Los seis metros de asfalto a lo ancho se han desgastado por las inclemencias del tiempo y el abandono, hay pequeños tramos que se convirtieron en terracería y los que aún no, tienen más hoyancos que pavimento en buenas condiciones.


Quien se atreve a desviar su vehículo de la carretera federal 190, casi en el crucero de San Mateo Macuilxóchitl, para entrar a conocer Dainzú, corre seriamente el riesgo de arrepentirse.



-Una muestra del deterioro de las señaléticas en Yagul.

“Deberían venir más visitantes a conocer este sitio que existió antes que Monte Albán”, expresa con ánimo Antonio antes de explicar todos sus conocimientos sobre una zona, cuyo nombre en zapoteco significa cerro de órganos.


Fue Ignacio Bernal quien descubrió el sitio en 1967 para que fuera abierto por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1974.


Si el visitante va de la Ciudad de Oaxaca a Mitla, lo ideal sería empezar a conocer las cuatro zonas arqueológicas del Valle de Tlacolula, en Dainzú, y continuar en Lambityeco, a 8.4 kilómetros de distancia.


Abandono


Si no fuera porque Lambityeco colinda con la carretera federal 190, de existir un acceso carretero, quizá estaría en deplorables condiciones como el de Dainzú o el de Yagul, a 35 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.


“Falta evidente mantenimiento; la zona nos gustó, pero el camino, a pesar de estar tan cerca de la carretera, está en pésimas condiciones”, describe Erick, un visitante originario del Estado de México.


Sin embargo, el atractivo mismo de esa zona arqueológica supera lo deteriorado de su acceso: “Al final de cuentas estamos acostumbrados a andar de mochila. No venimos por la carretera, sino a conocer la zona y sabemos que en el país hay lugares a los que sólo se llega por terracería”.


Su opinión es distinta a la que tiene José Luis López, quien a pesar de ser oaxaqueño, ayer fue la primera vez que visitó Yagul.


Para él, la carretera “está muy fea” y se significa una mala imagen para los visitantes que “así, se arrepienten de venir”, expresa antes de pagar los 75 pesos que se cobra por persona para poder ingresar.


“¿No tienen folleto?”, pregunta José Luis, en espera de alguna guía escrita para el recorrido. “Puede consultar la información en la señalética”, le responde el custodio Oswaldo, pero olvida decirle que algunas placas son ilegibles debido a que el tiempo las decoloró.


El mapa de la zona de Yagul tiene un poco de tinta negra “porque lo repintamos”, dice Oswaldo antes de mostrar otro pequeño recuadro que trazaron por enésima vez para que visitantes entiendan que está prohibido subir a los vestigios prehispánicos.


Falta personal


El sitio también es poco visitado. Apenas el domingo, el día de mayor afluencia, sólo ingresaron 150 personas.


Oswaldo quisiera que vinieran más, pero de ocurrir así, los dos únicos sanitarios, uno para hombres y otro para mujeres, o las cinco personas que ahí trabajan, serían insuficientes para ofrecer un servicio de calidad.


Debido a la falta de personal, no se han habilitado recorridos a las cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla, declaradas, en 2010 por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), patrimonio de la humanidad, por hallarse en ellas los restos más tempranos de plantas domesticadas que se han descubierto hasta la actualidad.

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