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Turismo mochilero beneficia la economía de barrio

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

El turismo mochilero, aún sin realizar grandes gastos, aquél que viaja sin lujos, con lo más indispensable dentro de su equipaje y sin tours de agencias de viaje, es el principal motor de la economía de proximidad, es decir, aquella que se desarrolla en los barrios en pequeños comercios o changarros.


Aunque su aporte no está contabilizado directamente en las entradas de divisas al estado porque no pasa por el reporte de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados o la Asociación Nacional de Hoteles y Moteles, tiene un impacto más directo hacia la economía de las familias en la entidad, aunque en gasto es hasta 40 por ciento menor que el no mochilero.


Gasto promedio


Datos de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico (STyDE) emitidos durante la temporada vacacional de julio del año pasado, señalan que el aporte promedio de divisas por turista fue de 1 mil 600 pesos distribuido en hospedaje de hotel, alimentación en restaurantes, compra de artesanías y transporte turístico.


Un sondeo realizado al turismo mochilero indica que el gasto promedio que este sector realiza es de aproximadamente mil pesos por día pero con derrama económica hacia los hostales, casas de huéspedes, mercados, tianguis, tiendas de abarrotes, puestos de comida callejeros, autobuses urbanos y taxis colectivos.


Karla Juanes, turista mochilera originaria de la Ciudad de México y socióloga de profesión, detalla que su presupuesto destinado a una estancia de cinco días en Oaxaca es de cinco mil pesos, incluyendo el costo que representa el traslado hacia la entidad.


“A Oaxaca se puede llegar de la Ciudad de México con 250 pesos. En comida no se gasta más de 100 pesos al día comiendo en mercados o fondas. Los hostales van desde los 150 pesos hasta los 800 pesos el día. Con 5 mil pesos puedes pasártelo chido una semana”, afirma.


Filosofía de vida


Una de las ventajas que se advierte en el turismo mochilero es la interacción con otras personas, sobre todo cuando el hospedaje se da en hostales o casas de huéspedes. Esta experiencia, además, permite conocer de manera más cercana la cultura y forma de vivir en una localidad.


En contraparte, una de las desventajas -explica- es que no siempre se cuenta con todas las comodidades como son camas y regaderas, sobre todo en temporada alta.


La también socióloga señala que el concepto de turista mochilero encierra aún más que el ser una persona que viaje de forma económica con una mochila a sus espaldas; este tipo de turismo -considera- encierra una filosofía de vida.


El principal objetivo -agrega- es entrar en contacto más cercano y auténtico con la cultura local, sin programas y con toda la flexibilidad del mundo para variar el itinerario si así se desea.


“Al principio eran viajes para hacer prácticas de estudiante, después para hacer labor social, después te queda la costumbre porque en un viaje tradicional todo es más aburrido. Las relaciones son más artificiales y te limitan para viajar más”.


Para saber


Un estudio del economista Mark Hampton sugiere que los turistas de bajo presupuesto pueden, al final de cuentas, gastar más que los visitantes de primera clase porque, aunque gastan menos por día, usualmente se quedan por más tiempo en los países que visitan y confían más en la economía local.


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