Siendo emprendedor, Ramón se dio cuenta que su destino era dedicarse a la repostería y los últimos cinco años lo ha confirmado, ya que se ha convertido en uno de los mejores de Oaxaca, por su sabor, producto y profesionalismo.
El chef pastelero, Ramón Pérez Gallegos, relata que desde pequeño le ha gustado emprender, pues colocaba su puestos de dulces afuera de su casa, pero no se imaginó que eso lo llevaría a elegir su carrera universitaria y trabajo de adulto.
Comparte que aunque en un inicio decidió inscribirse a la licenciatura en Psicología, abrió una cafetería como parte de un nuevo emprendimiento y fue al querer ofrecer más productos en su menú que decidió estudiar Gastronomía y enfocarse en los postres.
Actualmente, cada fin de semana tiene más de 10 pedidos por día, entre los que destacan mesas de postres, pasteles para fiestas grandes y pequeñas, y demás productos que oferta.
Un pedido cambia su vida
Ramón relata que su cafetería estaba ubicada frente a una universidad, esto en la capital oaxaqueña, por lo que un día platicando con una profesora, ésta le encargó un pedido de crepas, que él en ese momento no sabía preparar; no obstante, aceptó el reto.
Menciona que cumplió con ese pedido y así fue como inició a recibir más pedidos de pasteles, cupcakes y demás postres en cantidades mayores y así fue como identificó su vocación.
Gracias a las recomendaciones de clientes, comenzó a tener más y más pedidos, principalmente en fines de semana, tanto para bodas, XV años, bautizos y demás, por lo que tuvo que contratar más personal, primero para eventos y actualmente ya de base.
El chef relata que después de estudiar, decidió trabajar un año en una empresa que se dedica a la venta de postres y pasteles, donde su objetivo principal fue aprender cómo era la carga de trabajo, procesos de producción y demás situaciones que le iban a ayudar en su emprendimiento.
Demanda y capacitación
Para Ramón es importante siempre estar capacitado, ya que las demandas de las y los clientes van cambiando todo el tiempo y es necesario cumplir con ciertas especificaciones que hacen.
Afirma que aunque en Oaxaca existe mucha competencia, la cual es buena, pues el profesionalismo y sabor los respalda, su sello ha provocado que continúe incrementando su lista de clientes y manteniendo otros.
“Hay personas a las que les hice su pastel de boda y después el de cada cumpleaños de los novios, el del bautizo de sus hijos, o de cada uno de sus cumpleaños de las y los pequeños; vamos creciendo todos a la par”, detalla.
Autosabotaje
Ramón afirma que las decisiones se deben tomar aunque sea con miedo y aprovechar las oportunidades que se presenten, como le ocurrió recientemente que le llegó una oferta para el traspaso de una repostería en la capital.
Recuerda que cuando le comentó a su familia que se dedicaría a la elaboración de pasteles, lo desanimaron y le recomendaron tener un trabajo estable, lo cual lo hizo sentirse confundido; no obstante, se quitó esos pensamientos y se “aventó” a este proyecto que le ha dado varias satisfacciones.
En los próximos días, el chef comenzará una nueva etapa y aventura, ya consolidándose como una empresa y no emprendimiento, teniendo más puntos de venta y producción, además de más personal, lo cual lo asusta, pero también emociona.
“Me emociona mucho lo que viene: retos, nuevas ideas. De repente volteo atrás y pienso en lo gratificante que ha sido, lo que he crecido. En esos momentos en los que dudo, volteo atrás y pienso: claro que es el camino correcto”.
Aunque afirma que este emprendimiento ha sido una gran satisfacción, también comparte que ha tenido que sacrificar muchas cosas, como reuniones familiares o con amistades para poder entregar sus pedidos, pero señala que es parte de ser emprendedor.
El chef invita a las personas que emprendan en Oaxaca a que se animen a hacerlo con miedo, que habrá altas y bajas.
“No hay mejor inversión de la que se hace en uno mismo. Siempre debemos confiar en nosotros”, destaca.
