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Piñatas de la familia Tello; 60 años construyendo recuerdos en Oaxaca

Piñatas
Foto(s): Citlalli López Velázquez
Citlalli López Velázquez

Cada vez que don Ángel piensa en la importancia de su labor, resuena en su interior la frase del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry.

Como dice el Principito: Lo esencial es invisible a los ojos.  Y lo esencial que queda de una piñata es muy importante. Queda en el recuerdo del niño el esfuerzo de su mamá y papá para darle el mejor de los afectos. Nosotros contribuimos creando algo especial que va a quedar en el recuerdo por toda la vida”, señala don Ángel Tello García, propietario de la piñatería ART.

Su mamá doña Rosa y su papá don Manuel, fueron de las primeras familias en la capital de Oaxaca que empezaron elaborar piñatas. El primer local para ventas se estableció en la calle de Murguía casi esquina con Eduardo Vasconcelos. Ahí estuvieron 40 años trabajando.

Don Ángel se inició a los diez años de edad. Siempre sintió el gusto por crear cosas. Así, al ir creciendo, combinando la escuela y el trabajo familiar logró realizar estudios en arquitectura. “Existe el placer de crear cosas, la carrera que estudié consiste en definir espacios, crear ambientes y como parte de esta necesidad de crear, en el oficio de mis padres está el gusto de crear”, destaca.

En sus inicios las piñatas que elaboraban en el taller familiar eran muy sencillas, se trataba de rabanitos, rosas, estrellas y patitos. “Algunas veces salíamos a las calles a ofrecerlas. Llevábamos en un carrizo unas piñatas pequeñas colgando. La gente nos compraba en la calle”.

Con el paso de los años fueron cambiando la técnica de elaboración hasta realizar figuras más complejas.

El taller de don Ángel esta lleno de personajes animados como Mario Bros, Dragon Ball, Masha y el oso, todo tipo de super héroes y también dinosaurios. Dentro de sus creaciones hay otras más alusivas a Oaxaca, como los llamados Tiliches y Tehuanas. Llegado noviembre las piñatas son catrinas. La variedad es tan infinita como la imaginación.

El tiempo que se invierte en realizar una piñata es tan variable como la complejidad misma lo requiera. Algunos requieren hasta una semana completa como el dragón. Al final, además de ver su creación realizada, la satisfacción crece cuando ve la reacción de sorpresa de las y los niños. “Los niños vienen a asombrarse con las imágenes, eso para nosotros es muy importante”.

Don Ángel, padre de cinco hijos, en su totalidad con profesión, asegura sentirse orgulloso y sumamente feliz con alimentar la imaginación y el asombro de la niñez.

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