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Migrantes de Oaxaca luchan contra la violencia lingüística en Estados Unidos

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

Desde hace 40 años que migró a California, Estados Unidos, la indígena zapoteca Odilia Romero Hernández, originaria de San Bartolomé Zoogocho, ha tenido una pregunta en su cabeza que sigue sin respuesta.

“¿Por qué las organizaciones sociales que luchan por los derechos de la comunidad migrante no tienen al idioma como una lucha central? Muchas veces las luchas de los migrantes por el salario, el trabajo o la salud, no consideran la lengua como un derecho fundamental, sino solamente como un servicio secundario”, cuestiona la activista e intérprete.

Por eso, la también cofundadora y directora ejecutiva de Comunidades Indígenas en el Liderazgo (Cielo), una organización que combate el racismo y la discriminación, se plantea otra interrogante.

“¿Qué significa entonces luchar por el trabajo, el salario, la salud y el bienestar de todos, pero, al mismo tiempo, que no se considere conocer las diversas variables idiomáticas que hablan los pueblos indígenas? Esto es una contradicción, ya que se cometen graves errores cuando se busca ayudar a las luchas de los migrantes indígenas”, asevera.

De esta manera, los migrantes indígenas no pueden conocer sus derechos si no entienden el idioma inglés en el que se les habla.

“En varias oportunidades, yo he hablado sobre la violencia lingüística en contra de los migrantes indígenas cuando se trata de imponer una lengua nacional sobre nuestros idiomas indígenas y dar por sentado que todas las personas que provenimos de Mesoamérica hablamos y entendemos el español”, asienta.

Violencia lingüística en distintas formas

De hecho, en su desempeño profesional como intérprete en clínicas y hospitales de Los Ángeles, ha presenciado varias situaciones de violencia lingüística en distintas formas. 

“Cuando una persona habla una lengua indígena, se piensa que si se les habla despacio en español, se va a lograr transmitir el mensaje. Además, se piensa que se puede transmitir el mensaje a los hablantes indígenas si se repite varias veces el mensaje en español, pues se cree que por repetición las personas van a comprender el mensaje o se cree que si se habla más fuerte en español, se va a entender. También que si los hablantes de lenguas indígenas hablan un par de palabras en español, se considera que se va a comprender completamente el mensaje en español. Además, se clasifican inmediatamente como hispano o latino y se impone el español como idioma según identifican el país del que provienen los migrantes indígenas. Y por último, se cree que si se habla en spanglish, los indígenas van a comprender instrucciones. Esto, es totalmente equivocado, pues varios vocablos sólo son comprendidos por personas que nacieron en los Estados Unidos”, anota.

Por esto, mantiene la pregunta en su cabeza sin alguna respuesta. ¿Cómo y de qué manera se garantiza la salud, educación y otros derechos si no se toma en cuenta la lengua como derecho primordial?

“Otras formas en las que se expresa la violencia lingüística ocurren cuando se utiliza el argumento de que se van a proteger a los menores de edad de la violencia que se vive en las familias indígenas. Estas circunstancias terminan separando a las familias. 

El derecho de la interpretación

De tal forma, que hay traumas, separaciones, enfermedades e incluso muertes que se hubieran podido evitar si se hubiera garantizado el derecho de la interpretación. Por eso al principio decía ¿por qué quienes dicen defender derechos de los migrantes no tienen a la lengua en el centro de sus luchas?”, agrega.

Desde su llegada a los Estados Unidos, ha sido testigo de diferentes situaciones, pero también se ha dado cuenta de que existen algunas variaciones de la violencia lingüística, porque las estructuras siguen intactas desde donde se ejerce esa agresión. 

“Tanto en la escuela como en el hospital, las fábricas, guarderías o en los campos de cultivo, los intermediarios, jefes y supervisores ejercen violencia lingüística, pues nunca se garantiza el derecho humano a la interpretación cuando se dan las instrucciones de trabajo, mientras se planea el pago por la hora de trabajo, cuando suceden accidentes y se reclaman los derechos. Toda la cadena productiva de alimentos, la limpieza, las verduras y la construcción se sostiene en la explotación de la fuerza del trabajo de las personas, pero sobre todo en la violencia lingüística”, asegura.

Por esta razón, junto con un grupo de mujeres participó en el 2016 en la fundación de las Cielo, donde sus colaboradores son hablantes de los pueblos otomangues y mayas, para luchar contra la violencia lingüística en hospitales, cortes judiciales, centros de trabajo y en otras instancias, así como con el fin de dar visibilidad a las comunidades indígenas en Los Ángeles. 

Conferencia de Intérpretes Indígenas

“Nuestro trabajo garantiza el proceso de interpretación con intérpretes de base en Estados Unidos y con una red de más de 350 intérpretes en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Perú y Brasil. Según nuestros datos, hemos atendido más de mil casos de interpretación en 27 entidades de Estados Unidos, hasta octubre de 2023”, añade.

Ante esto, las Cielo organizaron por tercer año consecutivo la Conferencia de Intérpretes Indígenas en el 2023, donde los intérpretes de más de 50 variables de idiomas otomangues y mayas, tomaron clases sobre vocabulario médico, legal, neologismos y de formación histórica.

“Nuestra preocupación por la formación profesional de los intérpretes indígenas obedece a que no existe una carrera para la formación específica en lenguas indígenas. Por eso, es necesario reflexionar sobre el código de ética propio para intérpretes indígenas y sobre las variantes lingüísticas, entre otros puntos”, termina.


Dos décadas de intérprete 

Desde hace más de 20 años, Odilia Romero Hernández ha trabajado como intérprete de inglés-español, español-zapoteco, zapoteco-inglés. Ha sido testigo de cómo proceden las instituciones que no consideran las lenguas indígenas como lenguas vivas con sus diversas variantes.

Más de mil casos de interpretación

Las Cielo ha atendido más de mil casos de interpretación en 27 entidades de los Estados Unidos, a través de intérpretes de base en la Unión Americana y con una red de más de 350 intérpretes de países del Continente Americano.

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