Alejandro José Ortiz Sampablo / Segunda parte de tres
Para quien se dedica a la atención de pacientes psicológicos o psicoanalíticos, o pretende hacerlo, puede provocarle cierta inquietud poner bajo escrutinio la aptitud de aquello que se le supone debe poseer o, por el contrario, subestimar el cuestionamiento al dar por hecho que la posee.
Abramos la discusión
Un autoengaño recurrente que se hacen algunos psicólogos o psicoanalistas al respecto del ejercicio de la clínica, es considerar que el estudio concienzudo de la literatura existente sobre el tema, o la toma de diplomados, les brindará el conocimiento suficiente para ejercer la terapia psicológica de manera eficaz. Sin embargo, tomar de bastión este tipo de saber cómo garantía del ejercicio clínico, es uno de los errores más generales y graves que se cometen. En este punto habremos de detenernos para realizar una explicación a detalle, pues quienes han depositado sus expectativas de enseñanza-aprendizaje en esas formas para adquirir los conocimientos en la atención de pacientes psicológicos, se confundirán y no estarán de acuerdo.
Para explicar lo anterior, me auxiliaré de algunas competencias que por lo general se enlistan en aquello que debe poseer el psicólogo clínico.
No emitir juicios, ¿engaño o verdad?
Comencemos por la que alude a poseer un buen juicio. La podrán encontrar redactada de distintas maneras, como la capacidad de juzgar, pensamiento crítico, objetivo o carente de prejuicios. Poseer esta cualidad plantea para el profesional una dificultad eventualmente infranqueable, y esto radica en que todo juicio pasa por el tamiz de una de las entidades que constituyen a la personalidad psíquica; dicha entidad la conocemos con el título del Yo, quien es el amo y señor del pensamiento de la razón, así como poseedor del mundo de la percepción. Es el encargado de mediar entre las exigencias del mundo exterior, así como de las que provienen del interior. Esto último requiere de precisiones, pues aun cuando “mundo exterior” puede entenderse como todo aquello que no es el Yo, no siempre es así. ¿Cuando hablamos de mundo interior, nos referimos al interior del Yo?
También se podrán preguntar: ¿Cómo llegamos hasta aquí, a hablar de una entidad psíquica, de mundo exterior e interior, cuando lo que debemos abordar es la aptitud que debe poseer quien se dedique a la psicoterapia?
La entidad psíquica llamada Yo tiene a cargo las funciones de la percepción-consciencia, pero estas solo son una ínfima parte del psiquismo, tampoco son en las que basa su actuar, pues como lo mencioné, es el encargado de dar trámite a las exigencias que le plantean los mundos exterior e interior, pero en ciertas ocasiones, si no es que las más, termina por hacer su voluntad, pretendiendo que le da cauce a las anteriores.
Continuará el lunes…
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