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"Levantamuertos”: así viven el Día de Muertos en San Andrés Zautla

Levantamuertos en Zautla
Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Citlalli López Velázquez 

 

“Somos de San Andrés, buscamos casas con muertos, para llevarnos los restos, que nos dejen esta vez. Tenemos un pobre enfermo, ya mero se petatea, de repente patalea, a consecuencia de un dolor”.

Así, entre música, baile y versos, es como la población de San Andrés Zautla, municipio de Oaxaca, vive sus “levantamuertos”, representación popular con la que celebran las fiestas de todos santos parodiando a la muerte.

A ciencia cierta no se sabe el año de origen de esta usanza dentro de la población ubicada en el valle de Etla, pero, de acuerdo con la recopilación realizada por Vicente Mendoza Martínez, poblador de la localidad, tiene más de cien años de existencia.

Transmitida de generación en generación, sobreviviente a la pandemia, los "levantamuertos" es una tradición más viva que nunca.

Aunque las llamadas comparsas o muerteadas se realizan en prácticamente todo el territorio estatal, en Zautla, ubicado en 45 minutos de la capital de Oaxaca, se caracteriza por la presencia de algunos personajes simbólicos: el enfermo, el viejo que busca a toda costa evitar la muerte de su yerno, el médico, el sacerdote y el espiritista, quien finalmente logra burlar a la muerte.

Sahit Neri López, integrante del comité organizador de una de las tres comparsas que se realizan en la localidad de manera virtual por la pandemia, explica que, en sus inicios, la representación se hacía únicamente acompañada con guitarra y violín. En ésta no participaban mujeres. Además de que se iba casa por casa; en aquellas en donde les negaban la entrada les lanzaban versos de protesta.

En los años más recientes, acompasados por las notas de la banda tradicional, los personajes van hilando versos, algunos improvisados, otros elaborados de manera específica para la ocasión. A lo largo de los años algunos se mantienen íntegros, otros fueron cambiando de acuerdo con el ingenio y el contexto que se esté viviendo.

Para Sahit Neri, preservar la muerteada a pesar de la pandemia es importante, ya que forma parte de la identidad del pueblo mismo y es parte de todo un conjunto de actividades relativas a todos santos.

Una semana antes del 1 de noviembre, la población acude al panteón a realizar un tequio, es decir trabajo comunitario para limpiar el lugar en la víspera de la llegada de las ánimas. Al regresar al centro de la población hay quienes se reúnen afuera de la casa de la tía Sidora para participar en el ambiente que convoca la realización de un mural dirigido por Ciro Neri en donde año con año recopila parte de la historia de Zautla y los nombres de algunos pobladores y pobladoras que se adelantaron en el camino.

La noche del 1 de noviembre y la madrugada del 2,  trasciende entre música, baile, alegría, tragos de mezcal y algarabía. Los "levantamuertos" o comparsa culmina su actuación trasladándose al panteón, en donde después de que la banda ejecuta las “Mañanitas” en honor de los que allí reposan, la “muerte” realiza una danza final sobre las sepulturas cuando la banda ejecuta el vals “Dios Nunca Muere”, relata la recopilación realizada por Vicente Mendoza Martínez.

La comparsa de los "levantamuertos" podrá ser observada en la página Comparsa Octava Zautla 2021.

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