Divertigranja: al rescate de animales que sufren abandono en Oaxaca

Ana Lilia Pacheco

NVI Noticias - 14/04/2024 - 14:04

Víctor Hugo afirma que lo mejor sería que no existiera Divertigranja, el espacio que por más de 20 años ha mantenido con donaciones de las y los voluntarios, y otras personas que visitan este lugar.

Un mono araña, dos cocodrilos, perros y perras, un perico, una yegua, son algunos de los animales que llegaron a este lugar en condiciones muy tristes, lo cual orilló a Víctor Hugo Sánchez García a crear la Divertigranja.

Asegura que este lugar no debería existir, pues es la consecuencia de las malas decisiones de varias personas, quienes compran especies silvestres que al final abandonan o dañan, como las que están en este lugar.

“No es bonito tener un lugar de animales donde la gente los abandona. No deberían existir granjas, zoológicos y granjas. Para mí no es bonito ver todos los días encerrados a los animales”, subraya.

Crear conciencia

Víctor asegura que el principal objetivo de este lugar es crear conciencia y respeto por la naturaleza, entorno y animales; esto, principalmente en las niñas y niños, además de que no exista mercado negro.

“Si las personas quieren comprar o tener un animal, deben comprometerse a cuidarlo, respetarlo y darle una vida digna. Lo más importante es que haya gente que los cuide, valore y respete”, asegura.

Declara esto, pues Lupe, la yegua que llegó a la granja hace 15 años, estaba herida de bala, lo cual muestra que tenía un dueño que no sabía cuidarla y tratarla bien.

“No es lógico tener un animal y darle un balazo”, asegura.

O el caso de Huguito, un perico que está en peligro de extinción, pero que compraron en el mercado negro y al final abandonaron.

Víctor asegura que para él es triste ver a Huguito encerrado en una jaula, aunque trataron de liberarlo, pero este no supo a dónde ir y podía convertirse en comida de algún otro animal.

“Lo ideal sería que nunca lo hubieran comprado y estar en su hábitat natural”, expone.

Elvirita, ejemplo de maltrato animal

Elvirita es una mono araña que llegó hace 30 años a este lugar. Lamentablemente tenía un problema de alcoholismo, pues a sus dueños les parecía gracioso y divertido alcoholizarla.

Actualmente vive en una jaula dentro de Divertigranja y aunque es una jaula grande, no es su hábitat natural, al que no puede regresar, pues nunca creció en este lugar debido a la trata de animales.

Víctor expone que el comprar este tipo de animales requiere matar a los padres y demás familia de los monos, además de transportarlos de forma ilegal e insegura, por lo que muchas de estas especies mueren.

“Ella debería vivir en libertad. Mucha gente dice que su jaula es grande, pero no debería vivir en ella. Debería estar en su hábitat y con su familia”, detalla.

Además de esta especie “exótica”, en la Divertigranja también hay dos cocodrilos, los cuales miden 2 metros de largo y que también fueron abandonados en este lugar.

Víctor asegura que no es que quiera conservarlos en este lugar, pero es la única solución que puede brindarles, pero está dispuesto a donarlos a un lugar que le garanticen una buena vida, sin el riesgo de ser cazados, asesinados y convertidos en zapatos, bolsas o cinturones.

Voluntariado y redes

En el lugar actualmente se encuentran unos voluntarios, quienes movidos por el amor hacia los animales, llegan a este lugar para ayudar a cuidar a los animales y recientemente a incursionar en las redes sociales.

A través de páginas de Facebook, Instagram y TikTok, Víctor está mostrando cómo viven estos animales en la Divertigranja, además de invitar a niñas y niños, y personas de todas las edades a visitar este lugar y hacer conciencia sobre tener o no una mascota y cuál debe ser.

En la Divertigranja hay varios perros, en su mayoría de raza, quienes fueron abandonados por sus dueños, como es el caso de una perrita Bóxer, quien a pesar de que hace años estaba cotizada en 30 mil pesos, decidieron abandonarla.

Víctor menciona que en un futuro, cuando ya no tenga animales, quiere llenar los espacios y jaulas con animales de cartón u otros materiales, además de que las especies estén libres, en su hábitat natural sin que las personas quieran domesticarlos y después abandonarlos.