Gabriel Calvillo, entusiasta en la protección de este insecto, considera que es necesaria una preservación con miras biodiversas, que incluyan su entorno y necesidades actuales y no sólo por su utilidad para el ser humano.

En su caso, creó Refugio, un proyecto auxiliado por el diseño industrial que busca generar conciencia sobre la diversidad y la importancia de los polinizadores nativos, especialmente de las abejas solitarias.

"Normalmente, a las ciudades no se les ve con importancia ecológica o como un escenario de conservación, pero hay muchas zonas rurales que están tan dañadas, debido a los monocultivos, el uso de pesticidas y los insectos van encontrando más oportunidades de vida en los centros urbanos", platica.

De igual importancia resulta quitarles los estereotipos que indican que son peligrosas, considera Adriana Véliz, responsable del proyecto Abeja Negra SOS, que rescata sus colmenas.

"Sobre todo las generaciones más grandes tenemos una relación diferente con las abejas porque nos tocó el contacto de la abeja africana y desde entonces se le consideró que, al encontrar un panal, habría que matarla, pero es inadecuado porque es la gente quien suele atacarlas y por eso reaccionan", sentencia Adriana.

"Las apis mellifera, las que todo el mundo conoce, son de periodos de vida cortos y depende de qué tanto esfuerzo tengan que hacer para conseguir alimento o agua, pueden durar de 45 a 65 días", platica la veterinaria zootecnista.

En femenino

Abeja Negra SOS es una empresa de mujeres dedicada a la reubicación de abejas, abejorros y avispas con el fin de evitar que sean aniquiladas. Ello, a través de capacitaciones, recorridos en apiarios, cursos de apicultura y el rescate directo.

"En el apiario se evalúan y se rehabilitan. Con esto vemos la posibilidad de donarlas a apicultores de la zona", relata Adriana Véliz, "algunas las mantenemos nosotras porque llegan muy débiles y hay que ayudarles con crías y alimento o tratamiento".

De 2018 a la fecha suman 497 rescates y este año crearon dos apiarios, uno en el Estado de México y otro en Xochimilco. Así, adicionalmente, producen productos de la colmena saludables, como miel 100 por ciento natural, cremas y jabones.

Los interesados en apoyarlos pueden patrocinar rescates con aportaciones que van de 50 a 500 pesos.

Dan protección

Jerónimo Fernández, uno de los fundadores de Efecto Colmena, descubrió un panal en su casa y, al contactar a los Bomberos, supo que su solución era destruir la colmena. Tras acercarse con el apicultor León Virchez descubrió que, en realidad, podían reubicar a las abejas.

Ahora, además de brindar sensibilización a cuerpos de auxilio de las alcaldías Miguel Hidalgo y Tlalpan, ofrecen talleres y cursos de orientación en escuelas y empresas.

Fernández explica que si las empresas tienen problemas productivos en sus campos pueden acercarse a ellos.

"Muchas veces se puede dar la posibilidad de crecer sus materias primas de una forma más amigable al ecosistema. Cada uno de esos cultivos se volvería un santuario de polinizadores, no sólo para las apis melliferas, sino para pájaros, mariposas y el resto de polinizadores que existen", cuenta.

Esta asociación civil busca sanar la relación entre los humanos y las abejas al enfocarse en el contacto con diferentes apicultores.

Educación al servicio

Con el fin de apoyar el cuidado de las abejas meliponas -comúnmente ubicadas en Yucatán y Veracruz- y con la apuesta de crear viveros para la recuperación de los bosques, Fundación Azteca de Grupo Salinas firmó un convenio con la asociación Iniciativas para la Naturaleza (Inana).

Este organismo multidisciplinario cuenta con una escuela enfocada en el cuidado de dicha especie. Entre otras cosas, ofrecen material educativo para impulsar el diálogo sobre este animal.

Además, se vinculan con una red de meliponarios, germinan 100 diferentes especies de árboles melíferos y rescatan nidos en riesgo hasta llevarlos a sitios seguros.

Inana se desprende de otra asociación civil llamada La Casa del Bosque A.C., con 18 años de trayectoria, y siempre se ha enfocado en el cuidado y conservación de las abejas nativas a través de la educación, la vinculación y la difusión.

"Normalmente, a las ciudades no se les ve con importancia ecológica o como un escenario de conservación, pero hay muchas zonas rurales que están tan dañadas, debido a los monocultivos, el uso de pesticidas y los insectos van encontrando más oportunidades de vida en los centros urbanos".

Gabriel Calvillo, apicultor

 

"Las generaciones más grandes tenemos una relación diferente con las abejas porque nos tocó el contacto de la abeja africana y desde entonces se le consideró que, al encontrar un panal, habría que matarla, pero es inadecuado porque es la gente quien suele atacarlas y por eso reaccionan".

Adriana Véliz, responsable del proyecto Abeja Negra SOS

 

"Cada uno de esos cultivos se volvería un santuario de polinizadores, no sólo para las apis melliferas, sino para pájaros, mariposas y el resto de polinizadores que existen".

Jerónimo Fernández, fundador de Efecto Colmena

 

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