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Con trabajo feminista rompen tabú de la menstruación

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

La falta de información sobre formas naturales de evitar un embarazo llevó a María a investigar y descubrir un mar de referencias que rompen el tabú en torno a la menstruación. A Emilia Almaraz la condujo la revolución del uso de la copa menstrual hace 15 años. Ahora, ambas, al igual que cientos de mujeres en el país, a través de los activismos menstruales desafían los mitos que hay en torno a esta ciclicidad.

Emilia Almaraz Towgood es directora del proyecto La Crecida. Educación menstrual ecofeminista. Es educadora menstrual, cuenta con una maestría en Políticas Públicas del Cuidado de la Salud, además de diplomados en ecofeminismo y salud menstrual. Ella explica que en la actualidad hay muchos activismos menstruales con distintas formas de manifestarse.

Uno de estos es de índole político, el cual va encaminado al establecimiento de políticas públicas e incidencia legislativa para una gestión menstrual digna. Otro es el activismo pedagógico que visibiliza la necesidad de la educación menstrual desde la niñez y en las escuelas. Uno más el activismo desde un enfoque social y artístico a través de manifestaciones o recursos creativos. “Todos tienen en común la lucha por derribar el tabú menstrual a favor de la autonomía corporal de las niñas, mujeres y personas que menstrúan”, enfatizó.

El tabú

El tabú -expuso- es lo que impide hablar de un tema y mirarlo como algo social y político que atañe al 52% de la población.  “El tabú es con lo que crecimos. No hablar de los ciclos tiene tal extensión que afecta el espacio de la investigación médica. De todos los fluidos corporales que tenemos, el único que no se analiza es la menstruación”, indicó.  

Emilia llegó al activismo a partir de su experiencia en el uso de la copa menstrual.

María, en cambio, fue orientada hacia el activismo en su búsqueda por un método anticonceptivo no médico. “Yo empecé a usar anticonceptivos desde los 15 años. Antes pensaba: responsabilidad igual a anticonceptivos. Al paso del tiempo comencé a sentirme extraña. Entré en un proceso de depresión y ansiedad. Decidí dejar de tomarlos y buscar otras opciones. Fui a varias citas ginecológicas, investigué un montón. Los ginecólogos me decían que cualquier cosa que no fuera hormonal era el método del ritmo y que si lo decidía usar me veían en consulta en 9 meses. Lo decían en tono burlón”.

Aquello no desalentó su curiosidad y pasión por el conocimiento, fue así que halló camino sobre el activismo menstrual y actualmente imparte talleres que van dirigidos a conocer como funciona el ciclo menstrual ovulatorio y cada una de sus etapas, además de establecer círculos de reflexión o alfabetización corporal que son clases de anatomía básica de la vulva, el sistema útero-vaginal- uretral y del eje neuroendocrino.  

Tanto Emilia como María, trabajan de manera constante por lograr que la menstruación sea vista como un tema de derechos humanos.

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