Por décimo primer año, el Taller de Danza Calpulli celebró la Guelaguetza de las Niñas, los Niños y los Adolescentes, para restablecer el tejido social y fomentar de una forma creativa una cultura de paz entre los habitantes de la colonia Lomas de San Jacinto, Oaxaca de Juárez.
“La fiesta es una actividad que regocija el espíritu del ser humano”, afirmó el coordinador adjunto del Centro Calpulli A.C., Felipe Sánchez Rodríguez.
Después de la bienvenida ofrecida por Lía y Alan a los asistentes en la cancha del Sector 5 de la colonia Lomas de San Jacinto, el Taller de Danza ofreció durante tres horas ininterrumpidas de catorce bailables y danzas de las ocho regiones de Oaxaca.
Tanto niños, niñas y adolescentes participaron con mucho alegría y empeño en los diferentes bailables de la presentación, especialmente Fernanda y Paty, al bailar con gran esfuerzo la Danza de la Pluma, sobre todo, para mantener el equilibrio del penacho durante las elevaciones que exige la danza.
Además, causaron una gran novedad las niñas y niños que presentaron El Palomo Miahuateco, quienes se llevaron los aplausos del público de forma espontánea por su gracia y buena ejecución.
El activista dijo que la institución organizó el festejo comunitario porque en las comunidades indígenas del estado, pertenece a uno de los cuatro principios de la comunalidad, el trabajo, el gobierno, el territorio y la fiesta.
Explicó que la colonia Lomas de San Jacinto, integrada por ocho sectores, se fundó hace 32 años por una ocupación de terrenos por personas provenientes de comunidades del interior del estado.
“Se vieron en la necesidad de emigrar por razones económicas para tener una mejor vida y así rompieron con su entorno social comunitario”, asentó.
Detalló que la migración fue también resultado a la falta de infraestructura y servicios, como salud y educación secundaria, media superior y superior.
Aunque, detalló que la migración obedeció también al desplazamiento de las comunidades debido a los conflictos por límite de tierras y falta de trabajo remunerado.
“Cuando llegaron los primeros habitantes a la colonia Lomas de San Jacinto no habían calles, energía eléctrica, drenaje ni mucho menos agua entubada”, anotó.
Sánchez Rodríguez agradeció a todos quienes hicieron posible la décima primera Guelaguetza por seguir motivando a las niñas, niños y adolescentes.
“Así continuarán desarrollando sus habilidades que tienen y podrán ser más felices”, finalizó.
