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Agua potable, un derecho negado en colonias de Oaxaca de Juárez

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

Citlalli López Velázquez

En casa de Rosario el agua se atesora de manera impetuosa. No se tiene permitido el desperdicio, pues en la colonia Lomas de San Jacinto, ubicada a menos de 20 minutos del Centro Histórico de la capital de Oaxaca, la escasez los obliga a sobrevivir con menos de 15 litros en promedio por persona al día.

“Nos toca reciclar el agua, la ropa con la que lavo los trastes va para el baño, la de la ropa va para las plantas y nos turnamos para lavar; una quincena lava mi nuera, la otra quincena lavo yo. Si llega agua suficiente tapizamos los tendederos de ropa”, explica.

El documento “El derecho al Agua y al Saneamiento”, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que para cubrir las necesidades básicas y que no surjan grandes amenazas sanitarias, son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona al día.

Para Rosario y su familia, integrada por nueve personas entre adultas y menores de edad, aquello es sólo es una utopía. Con una capacidad de almacenamiento de 211 litros para su uso a lo largo de 20 días, cada habitante dispone en promedio de 10.5 litros.

El agua que les surten es incluso insuficiente para garantizar que cada integrante se bañe diariamente. Quienes salen a trabajar fuera de casa gozan de ese privilegio, no así a quienes se les responsabiliza de las labores domésticas, entonces el problema del acceso al agua también afecta principalmente a las mujeres pese a que son quienes racionalizan y administran el vital líquido.

Un camino intrincado y polvoriento conduce a las viviendas erigidas entre láminas, madera, cartón y carrizos. Las más afortunadas están construidas con material y cuentan con tinacos, las más precarias almacenan su agua en bidones reciclados de detergente, cubetas de pintura, tinajas o cualquier recipiente que permita mantener disponible el agua.

Rosario extrae un tanto del tambo. Lava las verduras para la comida. El agua utilizada la guarda y con esta riega una matita de yerbabuena que lucha por sobrevivir a la sequía de finales de marzo.

“Hace ocho días nos enviaron el agua, la dejaron casi dos días y aprovechamos para lavar la ropa”. Para ella la temporada crítica apenas está por venir. En abril y mayo la distribución de agua llega a espaciarse hasta 30 días.  “¿Cómo le hacemos?, no queda de otra más que comprar pipas”.

Sabina García, quien fuera fundadora y presidenta de la colonia Lomas de San Jacinto, explica que fue hace apenas cinco años cuando tuvieron acceso al agua entubada desde 1991 cuando llegaron a asentarse en la zona.

“Aquí no había nada, era un desierto. Cuando íbamos a pedir los servicios el gobernador Diódoro Carrasco nos contestó: nadie los mandó a ir a vivir al cerro. Nosotros llegamos aquí por la necesidad, pero luchamos para que nos dieran luz, agua y los demás servicios”, recuerda.

En casa de Sabina habitan tres personas, ella su hija y un nieto. Para la realización de todas sus actividades disponen de dos tinacos de mil 500 litros.

Al igual que Rosario está obligada a reciclar el agua. Para lavar los trastes coloca tres cubetas con agua. En una retira el exceso de alimentos y la grasa, en la otra enjabona y en la última enjuaga. El agua de las tres cubetas debe alcanzar para lavar los trastes del desayuno, la comida y la cena.

El líquido de las dos primeras cubetas es destinado al sanitario, la última para las plantas o para trapear.

La investigación “Cambio de coberturas, cambio climático y sus implicaciones en la disponibilidad hídrica”, del maestro Edwin Antonio Ojeda Olivares del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Oaxaca, señala que la disponibilidad hídrica actual en los Valles Centrales es de 163 millones de metros cúbicos de agua y que en un horizonte cercano (2016-2039) se reducirá en 17 por ciento, mientras que para un horizonte lejano (2075-2099) se verá una reducción de 65 por ciento en la disponibilidad hídrica.

Del total de disponibilidad hídrica, el 90 por ciento es destinado para uso agrícola, mientras que solo 10 por ciento lo es para uso humano. La población de los Valles Centrales de Oaxaca asciende aproximadamente a un millón de habitantes y la dotación mínima por habitante debería ser de 140 litros, misma que no se logra cubrir.

 Por otro lado, cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan las diferencias abismales que hay de estados del norte con los del sur en el acceso al agua.

Las zonas centro y norte de México son, en su mayor parte, áridas o semiáridas y reciben apenas el 9 por ciento del agua renovable al año. Por el contrario, las del sur-sureste, entre éstas Oaxaca reciben más de la mitad del agua renovable al año (67.2%), pero sus habitantes tienen menor acceso al vital líquido, pues no cuentan con los servicios básicos, como es agua entubada dentro de la vivienda.

Al 2019, Oaxaca era una de las tres entidades con mayor cantidad de agua renovable por persona con 13,612 metros cúbicos por habitante al año, pero el acceso no es equitativo.

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