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Agricultores piden a San Isidro Labrador agua para buenas cosechas

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Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Cuilápam de Guerrero, Oaxaca.-Fiel al patrono de la agricultura, el campesino Jorge Talledo Robles alistó la mañana de ayer a sus dos toros con el yugo que forman la yunta que le ha ayudado a cosechar la milpa casi toda la vida. Pero ayer no usó a sus animales para arar la tierra, sino para sumarse a una larga calenda con la que se acostumbra pedir a San Isidro Labrador agua para mejores cosechas.

En este municipio de Valles Centrales que debe parte de su nombre a que en 1831 aquí fue fusilado el general Vicente Guerrero, la calenda se volvió una tradición hace apenas cuatro años.

Movidos por la fe

Entre el ruido de cohetes que estallan en el cielo y la música de banda, el recorrido comenzó de mañana, después de la misa en el templo católico. A la cabeza iba la yunta propiedad de Pablo Méndez, quien fue elegido para que este año adorne la carreta que pasea al patrono de los hombres y las mujeres del campo.

La fe es la que nos mueve ahorita, más que no ha llovido,, como debe ser”, expresa Pablo, un campesino de 37 años de edad que no concibe rechazar la encomienda de adornar la carreta para llevar por las calles la imagen de San Isidro Labrador, porque hacerlo significa negarse a recibir su gracia para hacer producir el campo.

“Por nuestra fe, esta distinción no la puedo rechazar, si lo hago le puede pasar algo a mi cosecha o a los animales, no estaría tranquilo”, dice con la claridad que cada año las lluvias escasean y las que cayeron apenas el domingo no son suficientes para humedecer una tierra extremadamente seca.

No es lo mismo sembrar en este año que en 2022 o como hace diez años, cuando por el temporal se sembraba desde abril, pero ahorita no ha llovido como debe ser, el agua que cayó es como si se regara el patio, que se evapora porque la tierra está seca”, describe Pablo.

E insiste: “Nosotros tenemos fe en nuestras imágenes, entonces eso nos mueve a hacer este tipo de festividades, más que Cuilápam es un pueblo donde todavía conservamos esas costumbres”, dice consciente de que las grandes parcelas se acabaron y la mayoría de campesinos poseen una o dos hectáreas de tierra.

En su caso, Pablo trabaja dos hectáreas, pero fraccionadas en siete pedazos dispersos, donde alterna la siembra del maíz, el frijol, la calabaza, la alfalfa y el sorgo con el cacahuate, como el que cosechó por la mañana para adornar la carreta que pasea a San Isidro.

Todo lo adorné con productos del campo, como la milpa y el cacahuate tempranero”, definido así porque en estas tierras se acostumbra sembrar esta semilla comestible a finales de septiembre para que al terminar octubre o empezar enero “haya para el altar de muertos”.

Sembrar con dedicación

Con toros con grandes moños de colores vistosos que cargan en la cabeza o sin nada más que el yugo, los campesinos no se quejan de lo complejo y cada vez más difícil que es hacer producir el campo.

“Para mí no es difícil”, asegura con modestia Hualberto Ramos Colmenares, un campesino de 57 años que en junio o julio, “ya que haya humedad”, sembrará en sus dos hectáreas de tierra maíz, frijol y calabaza.

Pues la verdad cada año que siembro se me da la cosecha, no tanto por lo que uno sepa, sino según el trabajo y el empeño que uno le ponga”, dice satisfecho de ser un hombre de campo.

Fuerza para los animales

Que sus animales de carga reciban la bendición representa para Jesús González Velasco la vía para que sus animales tengan la fuerza para arar la tierra que apenas en abril sembró con maíz y jícama porque en media hectárea tiene sistema de riego.

En las otras tierras donde las plantas crecen con la lluvia espera sembrar en estos días porque son “lugares de mucha humedad y si sigue lloviendo el agua se estanca, hay que hacerlo ahora para que al producto no le afecte el agua cuando caiga más”.

El presidente del Comité de Festejos en honor a San Isidro Labrador, Mateo González Zárate, calculó que en esta calenda participaron 400 personas, ya sea con su yunta, carretas, remolques, arados o sus tractores.

Isidro Labrador fue un humilde campesino nacido en Madrid, pero de ascendencia musulmana cuya veneración llegó a México con los españoles que conquistaron México. Su festividad coincide con el inicio de la temporada de lluvias y ciclones tropicales para el Océano Pacífico que en este 2023 pronostica de 16 a 22 fenómenos.

“No es lo mismo sembrar en este año que en 2022 o como hace diez años, cuando por el temporal se sembraba desde abril, pero ahorita no ha llovido como debe ser, el agua que cayó es como si se regara el patio, que se evapora porque la tierra está seca”.

Pablo Méndez, campesino

“Cada año que siembro se me da la cosecha, no tanto por lo que uno sepa, sino según el trabajo y el empeño que uno le ponga”.

Hualberto Ramos, campesino

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