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Presenta Patricia Lira Vásquez “La Procesión del Silencio”, en Oaxaca

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Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Patricia Lira Vásquez plasmó en aquellas páginas del libro los esfuerzos de su madre Hortensia Vásquez de Lira, quien junto con otras personas llevaron a cabo por primera vez la Procesión del Silencio en Oaxaca

Los lectores conocerán en esta pieza, la historia de esta representación de fe que se celebra los Viernes Santo en el marco de la Semana Santa.

Presentación con autoridades y amigos

Con la presencia de amigos, familia e invitados, se llevó a cabo la presentación del libro “La Procesión del Silencio”, en presencia de Ángel Osorio Morales, secretario de Fomento Turístico del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, la maestra María Concepción Villalobos López, el maestro investigador y académico Francisco José Ruiz Cervantes, así como la licenciada Marité Lira Vásquez, hermana de la autora. 

Tradiciones más antiguas de la Iglesia

En su intervención, la autora Patricia Lira, agradeció al profesor Humberto Palancares Castillo, quien peregrinó al lado de su madre para lograr retomar una de las tradiciones más antiguas de la Iglesia, llevada a cabo hace muchos años por la orden de los frailes dominicos en la ciudad.

“Cuando ellos pusieron la primera piedra en el rescate del pasado, no fue fácil, fue muy difícil, tuvieron altibajos y vicisitudes; sin embargo, lograron sus objetivos revestidos de fe y confianza en Dios, en la iglesia, a sus tradiciones y sobre todo al amor a la gente oaxaqueña”, dijo. 

Además, agradeció a las damas luctuosas, las hijas del primer grupo de damas terciarias de Santo Domingo, invitadas en aquella época por su madre, quienes desafortunadamente han fallecido y en su recuerdo quedaron las hijas.

Inicios de la procesión

Recordó que en los inicios de la procesión, eran 14 cruces las que eran cargadas por los jóvenes, mismas que representaban a cada estación del Viacrucis; en la actualidad, cada año se unen más jóvenes con fe, revestidos de los milagros recibidos, promesas e historias reales. 

Destacó que este año, son más de 20 cruces que van a participar, mismas que tienen un peso aproximado de 80 kilos

Orgullosa por el significado y relevancia que conlleva la Procesión, expresó que el libro es una obra para reconocer a todos aquellos involucrados en los inicios de esta actividad que hoy tiene gran relevancia en la historia de la capital de Oaxaca. 

El académico Francisco Ruiz Cervantes, recordó a la maestra Hortensia como una persona simpática, que hacía gala de su capacidad organizativa, de su don de gentes y persuasión, capacidades que la llevaron a rescatar la celebración de la Procesión.

Reconoció el esfuerzo de los involucrados para que la idea de volver a traer la Procesión a Oaxaca se fuera concretando de la mejor manera. 

Destacó que este texto es un clave para leer la procesión, además, es un homenaje a la maestra Hortencia, por lo que nadie debe perderse la oportunidad de poder leerlo.

Procesión del Silencio

De acuerdo con los relatos de las historias del padre José Antonio Gay Castañeda, la procesión nació en el siglo XVII, pero la tradición se fue perdiendo con el paso de los años.

Gracias a los esfuerzos de un grupo de personas, entre los que se encontraba la señora Hortensia Vásquez de Lira, en 1986 en la parroquia de la Sangre de Cristo se expuso la idea de traer de vuelta la Procesión del Silencio.

Orden de la procesión

La Procesión lleva un orden, primero la Cruz de Caravaca y los ciriales que preceden a toda procesión; después los estandartes bordados en plata o en oro, portando relicarios que llegan desde los pueblos pertenecientes a la Hermandad del Santísimo Rosario sumando cerca de 80 enormes piezas. Así una a una de las imágenes de la pasión y muerte de Cristo avanzan con lentitud y silencio.

Los hombres penitentes con los pies descalzos, encapuchados, cubiertos tan solo con un taparrabo cargan una cruz muy grande y pesada, todos en riguroso luto.

En el acto participa el pueblo

El día de la Procesión del Silencio participa el pueblo y en los rostros de los asistentes se reflejan los más diversos sentimientos: la fe, la veneración, la curiosidad, el descubrimiento de algo distinto, diferente.

El silencio es total a pesar de la multitud. La chirimía y el tambor con su ritmo ancestral, rasgan el silencio triste, silencio que se rompe también con el sonido del arrastre de cruces de madera.

 

La autora Patricia Lira agradeció al profesor Humberto Palancares Castillo, quien peregrinó al lado de su madre para lograr retomar una de las tradiciones más antiguas de la Iglesia, llevada a cabo hace muchos años por la orden de los frailes dominicos en la ciudad.

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