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Exhibe MAP vestuario de óperas populares

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- El compositor José Antonio Guzmán Bravo muestra orgulloso el fastuoso traje de Radamés, utilizado por el tenor Enrico Caruso en la Aída que cantó en México, confeccionado por la Casa Bravo Reyes.


Es uno de los tesoros que resguarda este acervo, con piezas de 1877 hasta 2006 en la exposición Las Óperas más populares en México, que se inaugura el sábado 30 de julio en el Museo de Arte Popular.


Guzmán Bravo, curador y propietario de la colección heredada de su tía abuela Manuela, eligió ocho títulos populares presentados en el Teatro Nacional y el Palacio de Bellas Artes. Quiso empezar y terminar la exposición con ópera mexicana.


Comienza con la Loa al Divino Narciso de Sor Juana y continúa con Don Giovanni, La Flauta Mágica, Lucía de Lammermoor, Fausto, Aída, Turandot y cierra con Ambrosio, compuesta por el propio Guzmán Bravo. Eligio un cuadro de tan populares títulos: el sexteto de Lucía en que ella firma el contrato nupcial, rompiendo su promesa con Edgardo, o la seducción de Margarita por Fausto o la Celeste Aída con el traje original de Radamés de Caruso acompañado de una pirámide de cristal donde se exhiben las joyas de Amneris.


“Es una extrañeza montar una exposición sobre la ópera en un museo de arte popular”. El director del museo Walther Boelsterly y el crítico Gerardo Kleinburg sostienen lo contrario.


“Una exposición en torno de la ópera en el Museo de Arte Popular, ése es el acierto. Claro que la ópera es un arte popular”, asevera Kleinburg. Es a lo largo de la historia la ópera cómica la que genera las modernizaciones (del género).


El curador de la exposición se preocupó por incluir una sección donde se explica el punto de partida para crear una ópera, su confección y estreno.


Un acervo tan preciado, formado por más de 700 piezas, que coleccionistas de Estados Unidos, Francia e Italia han mostrado su interés por adquirirla. A Guzmán Bravo ya le resulta imposible resguardarla en su casa en Mixcoac, pero desea que permanezca en México y estaría dispuesto a ajustar las condiciones económicas para dejarla aquí.


Una colección que encontró su origen en el trabajo de su tío bisabuelo Samuel Reyes, padre de Manuela, cuyo primer gran trabajo fue el estreno de Aída en 1877, y luego, se aficionó al trabajo de tramoya y efectos especiales que se requerían en el Teatro Nacional para las llamadas “comedias de magia”


Su tía Manuela fue la encargada del vestuario, al frente de un equipo de rodadores y vestuarios de los estrenos de los teatros del Centro Histórico, que en tiempos de Porfirio Díaz, había más de siete, además de los estrenos del teatro popular religioso, incluida la Pasión de Iztapalapa.


Guzmán Bravo tiene listo, en espera de publicación, del libro Memoria de una casa, con los testimonios que registró de su tía Manuela, que abarca desde 1877 hasta 2006.


+DE


La muestra permanecerá hasta el 30 de octubre en el MAP (Revillagigedo 11, Centro Histórico).

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