Pasar al contenido principal
x

Último adiós a Erika, la madre adolescente

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Para Felicitas Cabrera García la agonía que durante 13 días vivió su hija Erika en el Hospital General doctor Aurelio Valdivieso, fue también la suya y no debe quedar impune.


“No quiero que se convierta en una cifra más de impunidad de casos de negligencia médica”, expresó al sepultarla dos semanas después de que en el Centro de Salud con Servicios Ampliados (CESSA) de San Jacinto Amilpas no detectaron los signos de alarma en su embarazo de 36 semanas y media.


Su insistencia es clara, sólo considerará que se hizo justicia cuando sea sancionada la doctora que la madrugada del jueves 5 de octubre atendió a su hija de 16 años pasando por alto los signos de alarma que horas después la hicieron ingresar al área de urgencias del Hospital Valdivieso.
 


Despiden a Erika


De no haber sido por el golpeteo de las palas con la tierra y los llantos, el silencio hubiera sido total. Nadie hablaba. Felicitas sacó fuerzas, estuvo entera, pudo dominar su dolor.


 



Los presentes no pudieron contener las lágrimas. FOTO: Giovanna Martínez

 


Cuando la tierra había cubierto toda la sepultura en el panteón municipal de San Jacinto Amilpas, Ángel y Kimberly, hermanos de Erika, colocaron encima las cruces de flores, se abrazaron. Karla, la hermana mayor abrazaba a Felicitas.


La tierra recién removida se cubrió de todas las flores que trajeron las amigas de la infancia y del Bachillerato Especializado en Contaduría y Administración, donde Erika estudiaba el segundo semestre.


Ángel se apoyó en el hombre de Felicitas, su madre, quien permaneció con su mirada fija en la tumba, un cuaderno de oraciones y un rosario en sus manos.


Sus hermanas de Felicitas empezaron a encender las veladoras que ardieron hasta consumirse, así como ocurrió con la vida de Erika.


“No tenemos cómo pagarles tanta solidaridad, apoyo y fortaleza, a nombre de Erika les doy las gracias por acompañarnos en esta difícil travesía, a nombre de nuestra chinita”, fue el único momento que Felicitas habló fuerte.


Se refirió a esos 13 días de agonía doble, para Erika y para ella.
 


"Todo estaba bien"


Todo empezó la madrugada del jueves 5 de agosto cuando Erika le había llamado a Felicitas para explicarle una serie de dolores que sentía.


 



La madre de Erika espera cuidar a su nieto, Ian Azael. FOTO: Giovanna Martínez


 


Juntas acudieron al CESSA de San Jacinto Amilpas. Ahí, la doctora que la atendió aseguró que todo estaba bien y trato de tranquilizar a ambas. Pidió que volvieran horas más tarde porque Erika sólo tenía un centímetro de dilatación, pero eso no ocurrió.


Felicitas volvió a su casa con Erika y mientras alistaba sus documentos para llevarla al Hospital Valdivieso, su hija cayó al suelo. Con ayuda la trasladó al área de urgencias del nosocomio, a donde llegó en estado de coma.


Fue preciso que el personal médico le practicara una cesárea que permitió el nacimiento prematuro de Ian Azael, como Erika había decidido que se llamaría su hijo, a quien todavía no registran y está por definirse la custodia legal.


“Es cuestión de que nos pongamos de acuerdo ambas familias en bien del bebé, porque él es prácticamente mi Erika, lo veo tan igualito que digo que se merece el mismo amor y cuidados, la mejor atención y si estamos en la misma dirección vamos a llegar a un buen acuerdo”, afirma una madre que está dispuesta a no darse por vencida en una lucha que ha iniciado por alcanzar justicia por la muerte de su hija.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.