Gilberto Calvillo, investigador del Instituto de Matemáticas (IM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), alertó que aunque la aparición y desarrollo de las criptomonedas emocionó a millones de personas en el mundo por su innovación y posibilidades de uso, con el paso de los años este sector económico ha tenido diversos golpes, por lo que es estima que muchas de ellas desaparecerán próximamente.
Tras participar en la Escuela de Finanzas organizada por el IM, con la plática “La burbuja de las criptomonedas”, Calvillo explicó que el uso de ellas condujo a la generación de una crisis o burbuja financiera, por lo que estimó que varios de los 12 mil tipos que existen actualmente dejarán de utilizarse.
Apuntó: “En contra de toda la ideología, el sistema financiero absorberá a muchos de los tipos de criptomonedas y las que subsistan serán las que están manejadas por bancos o bancos centrales. Independientemente se ve difícil que sobrevivan muchas de ellas”.
Indicó que las criptomonedas no pueden considerarse dinero, ya que éste debe ser un medio de pago socialmente aceptado, mantener su poder adquisitivo y ser fáciles de usar.
Abundó Calvillo: “Pero estos activos son muy volátiles; no están respaldadas por nada, simplemente se sustentan en que son una moneda de curso legal. Tampoco ofrecen valor agregado, lo que realmente produce es en realidad como un supercasino que usa más para especular”.
Recordó que hace un año El Salvador anunció que Bitcoin sería moneda de uso legal, pero la algarabía duró poco, ya que alrededor de 70% de la población no la utilizó, el resto lo hace ocasionalmente y perdieron su valor, pues de los 100 millones de dólares que ese país invirtió, los activos solo valen la mitad, en la actualidad.
Encima, las criptomonedas requieren equipos electrónicos conectados las 24 horas del día, por lo que no son sustentables ecológicamente, según advirtió.
Finalmente, el investigador señaló: “Otro de los problemas de las criptomonedas, aunque quienes las inventaron y quienes las promueven lo ven como algo bueno, es que realmente nadie sabe quién compra o quién vende, por lo que la liga entre la persona real y quien hace la transacción no está clara y éste es uno de los temas que se mencionan frecuentemente, porque podrían ser un medio para hacer transacciones por el crimen organizado, pero es muy difícil saber quién está metido y quién no”.
