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Dolores, dos años y medio de calvario en una cárcel de Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

Dolores vivió dos años 10 meses privada de su libertad por secuestro. Su vida se transformó en un instante. Vivió violencia física, psicológica, institucional, obstétrica y violación a sus derechos humanos.


Después que la autoridad aceptó los errores en el proceso penal, la joven mujer de 25 años de edad se reintegra a la sociedad, pero con la pena de tener que permanecer alejada de su familia, de su hija, todo por un delito que no cometió.


Calificaciones para Tanivet


En el más reciente reporte de la CNDH, en una escala de uno a diez el ombudsman nacional señaló deficiencias del penal oaxaqueño:


Aspectos que garantizan la integridad física y moral del interno: 5.67


Aspectos que garantizan una estancia digna: 7.56


Condiciones de gobernabilidad: 5.54


Reinserción social del interno:5.35


Grupos de internos con requerimientos específicos:5.53


Diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria de la CNDH


 


Como ella, el 75 por ciento de las internas en el Centro de Reinserción Social de Tanivet, en Tlacolula Oaxaca, están privadas de su libertad por la comisión de un delito que no se les ha comprobado , incluso por faltas por las que no deberían estar sujetas a este medida, informó la asociación civil Asistencia Legal por los Derechos Humanos.


Desde su detención, el proceso de esta joven mujer estuvo plagado de irregularidades que atentaron contra su integridad.


En el lugar y momento incorrecto


La mañana del 8 de mayo del 2014 era una ocasión importante para Dolores, daría la noticia de su nuevo embarazo a los abuelos paternos de su segundo hijo. Una fuerte discusión y gritos al interior de la casa de los abuelos interrumpieron su intensión por llamar a la puerta, de inmediato decenas de vehículos, policías y vecinos la acorralaron sobre la calle.


En la pequeña comunidad de Guadalupe del Recreo, Zapotitlán Lagunas, del distrito de Huajuapan de León, se desató el infierno para la joven.


“¡Mátenla!” “¡Mátenla!”, fue la petición de la gente enardecida que pedía castigo para la presunta co-autoría de Dolores en dos secuestros.


Ella recuerda cada instante de aquel trágico día, donde policías de la localidad la golpearon sin piedad, a pesar de suplicar por su estado de gestación.


En medio de gritos, dolores y confusión, la gente la responsabilizó de secuestro en grado de tentativa, sólo por ubicarse afuera de la vivienda en la que se registraron los hechos.



En la cárcel de esa agencia permaneció todo el día sin sin derecho a una llamada, a alimentos, agua y consulta de un médico y así, durante dos días más, a pesar de ser trasladada a la ciudad de Huajuapan de León.


Violencia obstétrica e institucional




Para las internas, culpables o no, una inmensa soledad en el interior, casi nadie las visita.

Desbordada en sentimientos y envuelta en lágrimas ante la pérdida de su bebé por los golpes que recibió, Dolores relata que en un centro de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) de Huajuapan recibió tratos inhumanos.


Primero, la exclusión de la atención por no estar aseada para recibir una consulta. Después, el legrado practicado sin la mínima sensibilidad y cuidados médicos pertinentes durante y después del aborto.


“Los médicos me dijeron que ya no tenía esperanza de vida para mi bebé, los resultaron decían que tenía un mes”. “Creo que la anestesia no me hizo efecto, sentí todo, como me lo desprendían, lo sacaron, como me limpiaron y, aún así, sólo me dieron unas pastillas para el dolor”, detalla.



Con las palabras entrecortadas, especifica que a unas horas de su intervención fue obligada a viajar en la parte posterior de patrulla de Huajuapan al penal en Cuicatlán, donde no la recibieron, por lo que fue trasladada al Cereso de Tanivet, en Tlacolula, pues no existió orden del juez en el expediente que especificara su estado de salud.


Calvario y esperanza


“Mujer de 24 años,acusada de secuestro y golpeada”, fueron las primeras palabras que la mujer indígena escuchó al ingresar al penal de Tanivet, alejada de su familia, de su hija, de su pueblo.


Aquel 19 de mayo comenzó otro pesadilla para Dolores,quien ingresó al reclusorio sin expediente.




Un sueño hecho realidad: libre, volver a sujetar la mano de su hija. FOTO: Mario Jiménez Leyva

“Le pedí a Dios fuerzas, que si había perdido a un hijo, que me ayudara a sacar a otra a adelante, que no me dejara sola y finalmente pude sobrevivir”, apunta la madre, mientras feliz sostiene entre sus manos las frágiles manos de su hija de siete años.


Por la distancia y costo que representa el traslado, sólo en dos ocasiones recibió la visita de sus padres, agrega.


Querer es poder


A casi dos años de permanecer en prisión preventiva -término fuera de la ley- Dolores recibe nuevas y buenas noticias: “El caso es complicado, pero no imposible”, recuerda las palabras del abogado.


Edgardo Calderón Sánchez, de AsiLegal, recalca que en el caso de la joven madre se cometieron muchos atropellos y faltas a las leyes, por lo que ahora preparan diferentes estrategias legales para demandar por las diferentes violaciones a los derechos humanos y un debido proceso.


Por un año 8 meses el caso lo llevó una abogada de oficio, quien nunca dio esperanzas para salir en libertad, e incluso, jamás logró agendar una audiencia para revisar el caso.


El abogado retomó el caso en la fase complementaria, detectó que la abogada de oficio no realizó un debido proceso para beneficiar a Lolita.


Aunque Dolores obtuvo su libertad absoluta el pasado 15 de marzo por falta de elementos que comprobaran su culpabilidad por los delitos señalados, el caso en general sigue abierto pues, por los delitos, tres personas más se encuentran detenidas.


Reintegración social




Disfrutar de un paseo juntas. FOTO: Mario Jiménez Leyva

Feliz por el reciente reencuentro con su pequeña, la mujer señala que se adapta a su nuevo domicilio, la ciudad de Huajuapan, pues para mantener la paz de su familia no puede regresar a su comunidad, donde vive y estudia su hija al cuidado de sus abuelos maternos.


Las ganas por vivir son visibles a través de los ojos de sus ojos, de cada palabra y en cada abrazo a su hija.


Lolita, logró rentar un cuarto pequeño y obtener un trabajo para seguir sosteniendo a su hija, quien sueña con ser doctora.


Ella vive con la esperanza de algún regresar a su pueblo, con sus padres; tener justicia.


Por comodidad, prisión preventiva


Asistencia Legal por los Derechos Humanos (AsiLegal) informó que la mayoría de las mujeres que permanecen bajo esta medida cautelar en Tanivet en Oaxaca, lo están por delitos en los que el Código Penal Nacional no establece la prisión preventiva de oficio.


Gran parte del 75 % de las prisioneras lo están por delitos como robo, despojo, abuso de confianza y fraude.


Los especialistas señalan que los jueces así lo ordenan porque las mujeres viven lejos de las jurisdicciones a las que tendría que asistir a durante el proceso, pues consideran que faltarían a las sesiones; es por eso que prefieren mantenerlas en prisión.


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