De familia materna muy pobre, indígena zapoteca de la Sierra Sur, sólo con estudios de segundo año de primaria y “pedida” a fuerza, María murió a los 23 años, después de dar a luz a su cuarto hijo.
Su caso, es uno de los cuatro ejemplos etnográficos que la investigadora Paola Ma. Sesia utiliza al abordar la desigualdad, exclusión y discriminación social que para Oaxaca representa la muerte materna, cuya prevalencia al año sigue ocasionando entre 30 y 40 fallecimientos prevenibles.
Fenómeno histórico
A propósito de la reciente publicación de “Salud y mortalidad materna en México. Balances y perspectivas desde la antropología y la interdisciplinariedad” (CIESAS 2017) donde la investigadora participa con un capítulo, ella insiste en que esta problemática debe verse como un fenómeno estructural e histórico, ligado de manera estrecha a situaciones de desigualdad, exclusión y discriminación.
Su experiencia en los períodos 1998-2002 y 2002-2014, a partir de datos oficiales, son ciertos grupos de mujeres que enfrentan esa desigualdad de manera desproporcionada en poblaciones de menos de 2 mil 500 habitantes.
Lo preocupante para Paola Sesia son las carencias estructurales que vive la entidad en el campo de los recursos humanos, materiales y financieros en salud que no se han resuelto, ni el aumento de la estructura hospitalaria, la plantilla de unidades de primer nivel, ni el aporte de recursos del Seguro Popular.